Cada
semana me viene a ver, es uno de esos clientes que digamos compensa y me hace
mantener la voz de simpatía.
Ya
hace tiempo que dura...... me llama, se presenta en casa y pasamos un rato. Es
una rutina soportable. Lo que no esperaba yo es la dependencia que eso a veces
provoca. Me venía visitando desde hacia tiempo hasta que un día cogí vacaciones
y me fui a Rusia un mes sin pensar que tuviera que avisar a ninguno de mis
clientes.
El
no dejaba de llamar a un teléfono que ya nadie cogía, envió e-mails,
mensajes....... nada: siempre silencio.
Hasta
que no pudo más y fue al apartamento y allí se encontró con los albañiles
trabajando, cambiando unas cuantas cosas, arreglando el baño..... “¿No vive
aquí una chica rusa?”, pregunto. “Si, está en Rusia de vacaciones”, le
contestaron.
Cuando
regrese se quejo.... estaba molesto “¿Como me has hecho esto?”.... “Todo un mes
sin verte”.
No me imaginaba que me podría echar de menos hasta tal punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario