viernes, 16 de enero de 2015

ORDENADO

- ¿Donde vas tan arreglada?, ¿vas de fiesta?.- Pregunta la niña mirando a su madre cuando esta va a salir a visitar a un cliente.
Mi hija me controla y  examina cuando estoy a punto de salir por la noche,  así que tengo que ir desarreglada y dejada para que no me diga nada, como si fuera a buscar cualquier cosa de última hora.
Tengo un cliente al que le gusta que llegue toda mona, pintada, con faldita y tacones. Un día me presente con vaqueros y chaqueta de chándal.
- Pero... ¿cómo vienes?-  Me dijo al abrir la puerta - ¿Qué te ha pasado? - Como preguntándome si me habían asaltado o había tenido un accidente o vete a saber qué.
- No me voy a cambiar en el coche, hace mucho frío.- Le conteste, era invierno y me habría constipado seguro. Le tuve que explicar  por que iba así mientras el gesticulaba como quien no lo entiende.
Es un cliente que lo tiene todo perfecto, todos los muebles a juego, todo del mismo color, cada cosa en su sitio. La casa impecable, siempre en orden, sin una mota de polvo. La vida perfectamente programada, sabe lo que tiene que hacer durante todo el día.... si no es asi le puede dar algo. Y por eso era imperdonable que yo no llegara impecable, perfecta, siguiendo el guión. En su agenda marca mí hora de llegada, los tiempos de acción….
En una ocasión le pregunte de que haría si le robaran el coche y cuando lo fuera a buscar para ir a trabajar  no lo encontrase.
- Por eso tengo un garaje.- Me contesto.
- Y si no arranca - le volví a preguntar.
- Eso nunca me ha pasado - respondió.
- ¿Y si te pasa? - Insistí.
Y ahí él se quedo en blanco y preocupado.
Era para verle la cara.


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