sábado, 17 de enero de 2015

EL DUENDE

-“Siii, hola”.- Con mi voz más dulce conteste a un nuevo número.
- “Hola, soy el que te paso un mensaje para quedar una noche”.- La voz sonaba con un acento extraño, difícil de situar pero sin duda extranjero.  Intente recordar su mensaje y la verdad es que no lo tuve claro.
Siguió hablando sin pedir nada especial o extraño, solo pedía pasar un par de horas agradables, hablar y bueno,... sobre la marcha se vería. Ni tímido, ni descarado, hablaba como quien queda con una chica para salir a cenar, no como quien llama a una profesional.
-Podemos cenar y tomar un poco de cava.- Me ofreció.
-No gracias, yo no tomo alcohol.- Le respondí.- En todo caso un poco para mojarme los labios.
-Pues nada.- Dijo brusco y seco, pero de una forma natural que no molestaba.
El lugar estaba un poco lejos, a una hora de coche desde mi casa, pero yo tenia ganas de una aventura y, además, había algo en su voz que me daba confianza. Me arregle sencilla, pero elegante y me puse en camino para llegar a la hora programada.
Lo que no me esperaba es que tardase tanto, además lloviendo y quedando en un polígono industrial porque él decía que el final del camino era bastante complicado. Al lado de la carretera, en un lugar bien solitario y oscuro aparque y le llame tal como habíamos acordado explicándole donde estaba. “En diez minutos estoy ahí”, me contesto y mientras esperaba dude si había sido buena idea aceptar venir  o quizas deberia de haber aceptado alguna de las otras dos propuestas que tenia para aquella tarde.
Al poco rato vi las luces de un coche que se acercaba, giraba rápido situándose al lado del mío y sin parar el motor bajaba la ventanilla del conductor: “Hola”.-  A pesar de la poca luz pude ver una cara sonriente. Estaba despeinado y con barbita de hace dos dias. Su coche, algo super viejo y super feo me recordaba los coches de payeses que llevaban cabras y ovejas dentro - “¿Eres Alicia, no?” Y casi sin dejarme responder, me indico que lo siguiera, no sin antes advertirme que el camino era bastante malo.
¡Que optimista!....bastante malo.... de noche, lloviendo, un camino de tierra adentrándose en el bosque, agujeros.... piedras......cada vez más oscuro, pero lo seguí, pensando “¿encontrare el camino de vuelta?”. Realmente al final esa noche fue una ruptura con la rutina, una sorpresa y no estuvo mal..... No sé donde llegamos, yo solo veía las luces de su coche delante del mío, lo seguía pensando en no perderlo, atravesamos un puente, una puerta metálica en el camino y pasamos junto a unas extrañas ruinas hasta que un poco mas alla se detuvo ante una gran puerta iluminada de un viejo caserón de piedra. Quien conducía prácticamente salto del coche, rápidamente acercándose  al mío y me abrió la puerta...
-“Ya hemos llegado”.-  Me sonreía y alargaba su mano como para ayudarme a bajar del coche y evitar los charcos de agua y la hierba mojada. Me calce los zapatos mientras él miraba con sorpresa mis pies descalzos.
- “Con tacones no conduzco bien“.- Le dije y lo acompañe hacia la gran puerta de la enorme casa de piedra, mientras le hacia un examen visual. Se me acercaron dos o tres perros olisqueandome por todas partes mientras  un gato me miraba desde lo alto del tejado.
Entramos en la casa bajando unas amplias escaleras. El lugar era extraño, oscuro, sorprendente, caótico en su distribución, escaleras, puertas,....lo mire...
-“¿Donde nos ponemos?”.- Le dije en medio de aquel gran salón con una enorme lampara bajando desde un techo altisimo...
- “No sé, en cualquier sitio” - me contestó boquiabierto y perdido murmurando algo.
- “¿Me pagas?” - le pregunté para devolverlo a la realidad
- “Ah, sí, claro” - Y me dio lo acordado.
Y fue en cualquier sitio donde nos pusimos, lo seguí por salas y salones y entramos en la primera habitación. 
Era bastante rara, tenia un hueco en el medio y unas escaleras que bajaban dentro de este agujero a la planta de abajo. El colchon estaba colocado practicamente en el suelo, si tenia alguna base por debajo seria muy fina y no se notaba. La ropa de la cama estaba muy arrugada como si alguien acabara de levantarse de ella.
Él me hizo el amor rompiendo el programa de trabajo que yo tenía  en mente. Le baje los pantalones y cuando me arrodille ante él y empecé mi trabajo él me levanto, me beso y me desnudo antes de estirarme en la cama y empezar a manosearme y a lamerme mi pussy.
A pesar de tener el aspecto de un duende sus caricias eran muy suaves, apenas notables y era de agradecer teniendo en cuenta que la mayoria de los clientes no suelen ser tan respetuosos con mi cuerpo.
Pasadas dos horas ya vestida  iba examinando aquella extraña casa llena de cuadros y extraños objetos mientras la recorría.
Después saliendo de allí no me perdí ya que él me acompaño hasta la carretera y se despidió de mi acariciando mi mano.... creo que en ningún momento dejo de sonreír.
Al dia siguiente se disculpo por telefono por no haberme ofrecido ni cava ni una cena la noche anterior.



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