-Hola. ¿Cómo estás? - Contestó al teléfono al ver el número conocido.
Es un cliente habitual, llama y me pregunta como lo tengo para dentro de 15
minutos. De repente le pica y tiene necesidad de venir a verme. Por suerte para
él, hoy estaba libre y me viene bien.
- En 15 minutos estoy ahí.- Como era previsible el guion se cumple. Y
después , en media hora habrá terminado.
Llega, entra al apartamento, ya conoce el camino a la habitación, se
desnuda rápido y se va a la ducha. Cuando vuelve en la penumbra de la
habitación, estirada sobre la cama lo miro por última vez antes de cerrar los
ojos hasta que termine su visita; bajito, gordito, músculos caídos y con una
insignificante cosita entre unas piernecitas estrechitas y torcidas.
Empiezo mi trabajo mientras pienso en las facturas, la hipoteca y lo
cotidiano, es un poco aburrido. Después de colocarle el preservativo
asegurándome que quede bien cogido, lo cual no es fácil por la diferencia de
medidas, me estiro en la cama y le dejo hacer sus cositas. Aunque quisiera no sentiría nada
con eso que tiene y por como lo utiliza.
El apura su tiempo y mientras supongo que cree que llega a penetrarme algo
más de unos milímetros me insulta:
- Puta, zorra, perra ¿a qué te gusta como lo hago?.- Escucho su voz en la
lejanía mientras repaso mentalmente la última clase de finanzas.
- Toma, toma - grita él - jodete, hija puta. ¿A que te da gusto, eh? ¿A que te gusta como te follo? - sigue el con sus
insultos tontos. Yo mientras tanto pienso en como deberia de resolver ese problema del leasing que tengo para mañana.
Su juego dura poco, el se siente grande por haber dominado a una mujer. Yo
cobro lo que toca y ahora sí que lo miro mientras se viste y recupera el buen
tono y deja los insultos. Lo acompaño hasta la puerta y le sonrío.
- Ya te llamare - Me dice.
- Cuando quieras - Le contesto
aguantando la sonrisa. Cierro la puerta y me voy al ordenador a escribir la solucion de mi problema del leasing antes de que se me borre de la mente.
No es un mal cliente, pero un poco raro...