-“Siii, hola”.- Con mi voz más dulce
conteste a un nuevo número.
- “Hola, soy el que te paso un
mensaje para quedar una noche”.- La voz sonaba con un acento extraño, difícil
de situar pero sin duda extranjero.
Intente recordar su mensaje y la verdad es que no lo tuve claro.
Siguió hablando sin pedir nada
especial o extraño, solo pedía pasar un par de horas agradables, hablar y
bueno,... sobre la marcha se vería. Ni tímido, ni descarado, hablaba como quien
queda con una chica para salir a cenar, no como quien llama a una profesional.
-Podemos cenar y tomar un poco de
cava.- Me ofreció.
-No gracias, yo no tomo alcohol.- Le
respondí.- En todo caso un poco para mojarme los labios.
-Pues nada.- Dijo brusco y seco, pero
de una forma natural que no molestaba.
El lugar estaba un poco lejos, a una hora de coche desde mi casa,
pero yo tenia ganas de una aventura y, además, había algo en su voz que me daba confianza. Me arregle
sencilla, pero elegante y me puse en camino para llegar a la hora programada.
Lo que no me esperaba es que tardase
tanto, además lloviendo y quedando en un polígono industrial porque él decía
que el final del camino era bastante complicado. Al lado de la carretera, en un
lugar bien solitario y oscuro aparque y le llame tal como habíamos acordado
explicándole donde estaba. “En diez minutos estoy ahí”, me contesto y mientras
esperaba dude si había sido buena idea aceptar venir o quizas deberia de haber aceptado alguna de las otras dos propuestas que tenia para aquella tarde.
Al poco rato vi las luces de un coche
que se acercaba, giraba rápido situándose al lado del mío y sin parar el motor
bajaba la ventanilla del conductor: “Hola”.-
A pesar de la poca luz pude ver una cara sonriente. Estaba despeinado y con barbita de hace dos dias. Su coche, algo super viejo y super feo me recordaba los coches de payeses que llevaban cabras y ovejas dentro - “¿Eres Alicia,
no?” Y casi sin dejarme responder, me indico que
lo siguiera, no sin antes advertirme que el camino era bastante malo.
¡Que optimista!....bastante malo....
de noche, lloviendo, un camino de tierra adentrándose en el bosque,
agujeros.... piedras......cada vez más oscuro, pero lo seguí, pensando
“¿encontrare el camino de vuelta?”. Realmente al final esa noche fue una
ruptura con la rutina, una sorpresa y no estuvo mal..... No sé donde llegamos,
yo solo veía las luces de su coche delante del mío, lo seguía pensando en no
perderlo, atravesamos un puente, una puerta metálica en el camino y pasamos
junto a unas extrañas ruinas hasta que un poco mas alla se detuvo ante una gran
puerta iluminada de un viejo caserón de piedra. Quien conducía prácticamente
salto del coche, rápidamente acercándose al mío y me abrió la puerta...
-“Ya hemos llegado”.- Me sonreía y alargaba su mano como para
ayudarme a bajar del coche y evitar los charcos de agua y la hierba mojada. Me
calce los zapatos mientras él miraba con sorpresa mis pies descalzos.
- “Con tacones no conduzco bien“.- Le
dije y lo acompañe hacia la gran puerta de la enorme casa de piedra, mientras
le hacia un examen visual. Se me acercaron dos o tres perros olisqueandome por todas partes mientras un gato me miraba desde lo alto del tejado.
Entramos en la casa bajando unas
amplias escaleras. El lugar era extraño, oscuro, sorprendente, caótico en su
distribución, escaleras, puertas,....lo mire...
-“¿Donde nos ponemos?”.- Le dije en
medio de aquel gran salón con una enorme lampara bajando desde un techo altisimo...
- “No sé, en cualquier sitio” - me contestó boquiabierto y perdido murmurando algo.
- “¿Me pagas?” - le pregunté para devolverlo a la realidad
- “Ah, sí, claro” - Y me dio lo
acordado.
Y fue en cualquier sitio donde nos
pusimos, lo seguí por salas y salones y entramos en la primera habitación.
Era bastante rara, tenia un hueco en el medio y unas escaleras que bajaban dentro de este agujero a la planta de abajo. El colchon estaba colocado practicamente en el suelo, si tenia alguna base por debajo seria muy fina y no se notaba. La ropa de la cama estaba muy arrugada como si alguien acabara de levantarse de ella.
Él me hizo el amor rompiendo el programa de
trabajo que yo tenía en mente. Le baje
los pantalones y cuando me arrodille ante él y empecé mi trabajo él me levanto,
me beso y me desnudo antes de estirarme en la cama y empezar a manosearme y a lamerme mi pussy.
A pesar de tener el aspecto de un duende sus caricias eran muy suaves, apenas notables y era de agradecer teniendo en cuenta que la mayoria de los clientes no suelen ser tan respetuosos con mi cuerpo.
Pasadas dos horas ya vestida iba
examinando aquella extraña casa llena de cuadros y extraños objetos mientras la
recorría.
Después saliendo de allí no me perdí ya que él me acompaño hasta la carretera y se despidió de mi acariciando mi mano....
creo que en ningún momento dejo de sonreír.
Al dia siguiente se disculpo por telefono por no haberme ofrecido ni cava ni una cena la noche anterior.