viernes, 23 de enero de 2015

EL HOTEL DEL TERROR

Insistía e insistía. Cada vez que venía a verme me hablaba de pasar toda una noche conmigo, de hacer una escapada a un hotel y dormir juntos.
- No te creas que es tan agradable.- Le repetía una y otra vez.- Ronco y, además no me gusta que me toquen cuando estoy durmiendo. Me pongo de muy mal humor si me despiertan.- Y él ni caso.
La verdad es que no entiendo a los tíos, a eso de las tres o las cuatro cuando ya estoy bien dormida empiezan a tocar y con ganas de echar un polvo y, claro pensaba que este no sería muy diferente y prefería mantener la imagen agradable que hasta ese momento tenia de él.
Pero al final cedí y me prepare a esperar lo peor.
Me recogió a media mañana y cogimos carretera sin saber yo donde me llevaba. Por Tarragona, por ahí me dijo.- “Ya veremos”- Pensaba yo sin demasiada prisa por llegar al hotel. Era un día con un viento terrible que sacudía el coche y que nos iba a obligar a encerrarnos todo el tiempo en la habitación……
De camino pasamos por Salou para ver el mar en un día "perfecto" para ello, con el viento que nos tiraba y nos llenaba de arena, a él le hacía gracia y así se posponía la llegada al hotel. Pasamos la mañana, buscamos un lugar para comer y con cierta dificultad encontramos el hotel entre campos y frutales, una gran casa antigua y solitaria en el medio del campo.
El viento sacudía arboles y palmeras del jardín empujándonos hacia la entrada del caserón. Era un edificio antiguo, un poco decadente y a pesar de aparentar lujo un poco dejado. Todo era extraño pero la habitación era grande con una cama que aparentaba ser cómoda, un balcón desde el que se veía como las ramas de una palmera prácticamente  azotaban las ventanas….. y mi acompañante sonreía y hacia chistes sin gracia todo el rato.
Y no fue llegar y a la cama a follar, no. Lo primero que hicimos fue irnos a la piscina cubierta y a la sauna. Estábamos solos, de la piscina a la sauna, vuelta al agua y después al baño de vapor y… mas piscina y mas sauna donde sí que me empezó a dar masajes, a acariciar. Era un  lugar bastante agradable a pesar de la presencia de una chica que no dejaba de aparentar que tenia mucho trabajo y de dar vueltas por la sauna poniendo velitas y ambientadores.
Así cuando regresamos a la habitación me desnude y estire en la cama confesándole que estaba muy caliente, que era el momento de dejarnos de preámbulos y follar, que es lo que hicimos y, de qué manera, mientras fuera el viento continuaba sacudiéndolo todo, sin poder ahogar los gritos que se me escaparon.
Ya no salimos del hotel. Cenamos en una sala para nosotros solos con un servicio exclusivo y riéndonos de todo, contemplados por la metre que no dejaba de vigilar nuestros platos y en un momento dado casi nos hecha bronca por tardar mucho en comer. Descubrimos al final además que en realidad no había más clientes, que todo era para nosotros y que el lugar tenía un que, algo que daba un poco de miedo.
Pero bueno, en la cama el cliente me cuidaba y me acariciaba con delicadeza. Nada me podía pasar y al despertarme le invite a que fuera hacia abajo a besarme y humedecerme por ahí y así tener un perfecto inicio del día. La verdad es que estuvo bien y que mis temores de tener que aguantar a otro pesado habían estado infundados.



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