Nos traían braguitas con
encajes, medias, esas cosas que nos volvían locas, que difícilmente podíamos
imaginar. Eran esos tiempos en que el comunismo estaba en sus últimos días y
que llegaban muchos extranjeros para hacer negocios. Llegaban en grupos y
ocupaban todos los hoteles que habían.
El hotel de los italianos.....
humm. Era un hotelito con pocas habitaciones que lo ocupaba totalmente un grupo
de italianos y nosotras en ese tiempo prácticamente estábamos instaladas allí.
No recuerdo bien en que trabajaban, pero estuvieron una buena temporada y por
la noche pasaban frío y tenían ganas….
Y con los italianos, que son
del tiro rápido, diez minutos, un polvo y fuera y a lo mejor a las dos horas
querían otro.... íbamos de habitación en habitación, de uno a otro. Asi que
nosotras, todo el grupo, tuvo que instalarse allí para poder dar un buen
servicio.
Y claro, las braguitas con
encajes, las medias suaves, aquella delicada ropa interior, todo aquello no
volvía locas.... Allí, en aquel tiempo todo lo que había eran aquellas inmensas
bragas de vieja, era imposible comprar lencería fina.
Y esos encajes en las braguitas.....eran
…humm….adorables.
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