martes, 28 de abril de 2015

MONTE PERDIDO

Hacer una escapada para pasar la noche con algún cliente que no conoces bien siempre resulta un poco arriesgado. Así que intento evitar esa clase de experiencias.
El había venido un par de veces a mi casa y a la tercera me pidió que hiciera una excursión con el a Huesca. Yo nunca había estado ahí y me habría gustado ir pero no lo conocía y de entrada le dije que no. Pero el insistió, me aseguro que era un lugar precioso, que sería una excursión agradable y tranquila por la montaña acompañados por un guía y que eso si, después en el hotel nos lo pasaríamos bien.
Era un hombre de unos 50, como la mayoría de mis clientes, bajito, redondito con una buena tripita. Soñaba pasar toda una noche follando conmigo. La verdad es que yo no le veía muy capaz, pero bueno no le iba a quitar la ilusión, especialmente porque me ofrecía una cantidad más que interesante.
Al menos el rato de la excursión estaría bien y conocería un sitio nuevo, aunque después por la noche tendría que aguantar toqueteos constantes. Gajes del oficio.
Así pues el día acordado bien temprano me recogió, llevaba un coche feo y viejo. Parecía el coche de un tacaño aunque nunca antes me había dado esa sensación, me hizo temer que el hotel fuera más bien una fonda sucia y con bichos y me entro un temblor de pensar en tener que pasar la noche abrazada a mi gordito.
El viaje fue agradable y llegamos casi a la hora de comer a Broto, un pequeño pueblo donde estaba el hotel.
- Subimos un momento a la habitación a cambiarnos y nos vamos de excursión - me dijo sonriendo. 
Yo pensaba que iríamos a comer algo y que solo sería un paseo a media tarde, pero no, subimos rápido a ponernos ropa adecuada y a que el aprovechara la ocasión para meterme mano.
- Una chupadita rápida, por favor.- Me pidió dejando ver su pilila - Solo un poquito para que sueñe en lo que haremos esta noche.
Tuve que complacerle mientras pensaba en que el precio que le había dado era demasiado barato para lo que me tocaría hacer. En diez minutos estábamos en la calle con una mochila con agua y unos bocadillos. Todo parte del pack que había pagado por la excursión. Enseguida llego el guía con un  pequeño todo terreno y nos fuimos montaña arriba hacia el Monte Perdido. Al final de un camino asfaltado aparco diciéndonos que veríamos unos paisajes de ensueño.
- Sera un paseo agradable y no iremos demasiado rápidos para poder disfrutar del paisaje - Dijo el guia invitándonos a caminar. Y ahí empezó la caminata.
Seis horas por caminos serpenteantes, subiendo y subiendo, realmente descubriendo rincones mágicos y preciosos, sintiendo el bosque y las cascadas de agua y llegando muy arriba hasta caminar por la nieve. Al principio el cliente cantaba, me tocaba el culo de vez en cuando y hacia chistes con el guía sobre lo fuertes que somos las rusas…. Con un doble sentido. Después poco a poco empezó a resoplar, a sentarse en cada piedra que encontraba a preguntar si faltaba mucho.
El guía sonreía con el labio torcido como pensando: “poco podrás hacer con esa monada de rusa cuando acabemos la caminata” y creo que a veces me guiñaba un ojo. El final fue terrible, si a mí me dolían los pies, las piernas, los dedos, el culo,… al cliente, con ese cuerpecito de "atleta"….. bufff pobrecito no podía ni imaginarlo. Aquel Monte realmente era Perdido ...
Cuando por fin regresamos al hotel no me dio tiempo ni de sacarme las botas que el ya estaba egoístamente metido en la bañera dejándome para el segundo turno y ni siquiera haciéndome proposiciones sexuales. Yo lo miraba desde la puerta del baño, desnuda, insinuante esperando que me permitiese meterme en la bañera.
- Eres muy guapa Alicia, ya verás esta noche como lo vamos a pasar - Me dijo desde la bañera disfrutando del agua calentita mientras yo me moría de ganas de ducharme y relajarme los pies. Al final me permitió entrar en la bañera tras salir él y empezar a afeitarse y acicalarse. No me dejo mucho rato, enseguida empezó a meterme prisa.
- Va, ponte guapa que vamos a cenar. Hay que recuperar fuerzas después del paseo. Una buena cena y después el postre… jajá.- Dijo el ya saboreando mentalmente tanto la comida como mi cuerpo. Notaba como me comía con los ojos mientras me secaba y me vestía.
Fuimos a un restaurante que no estaba nada mal, pero hacia bastante frío dentro. El insistió en pedir por los dos y sin faltar un buen vino claro.
- Después un licor para bajar la cena y …. ya sabes - Me decía sonriendo y guiñándome un ojo. Se creía un supermacho que me iba a dejar reventada, que me haría correr como 20 veces y al cual suplicaría de rodillas que me siguiese follando.
La cena fue estupenda, me encanto todo lo que comimos, seria porque estaba muy bueno o porque tenia mucha hambre. Salí del restaurante llenisima y contenta, pero preocupada por como podría trabajar con el estomago tan lleno. 
De repente cuando ya subíamos en el ascensor del hotel un olor profundo lo lleno todo y a mí me mareo más que si me hubiera bebido diez botellas de vino. El gordito hizo un ensayo de fumigador experto, o sea hablando claro se tiro un pedo.
Yo esperaba que eso fuera algo accidental, pero cuando ya en la habitación él se desnudo rápidamente y casi me arranco mi ropa, al verlo y contemplar su inmensa barriga tuve la visión de un inmenso zepelín a punto de estallar.
Apenas me había estirado en la cama y sin que llegase a ponerse encima salió corriendo hacia el lavabo encerrándose en el. Los ruidos fueron indescriptibles y antes de que abriera la puerta de vuelta a la habitación yo abrí la ventana pues un ligero olor se infiltraba a la habitación desde el lavabo.
Lo vi aparecer desnudo, con la cara contraída y los ojos muertos. Gemía, se dejo caer en la cama y me dijo:
- Mejor descansamos un poco que el día ha sido duro y después ya follaremos - Cerro los ojos y se quedo estirado boca arriba, con su inmensa barriga que parecía a punto de estallar, una babita le caía por la comisura de sus labios y entre las piernas se asomaba una cosita diminuta.
Yo tampoco me encontraba muy bien aunque la verdad es que el nuevo plan me encantaba. Me levante y me metí en la ducha sin hacer mucho caso a las desagradables manchas que decoraban la taza del váter. Me vino bien la ducha y cuando regrese a la habitación el gordito roncaba a la vez que inflaba aun mas su barriga con cada aspiración que hacía.
No pude dormir, la serenata no solo se basaba en los ronquidos, sino tenia toda una orquesta de sonidos procedentes de diferentes partes del cuerpo del gordito. Ruidos de cosas liquidas, pastosas, silbidos de gases…. Fue terrible. Además no podía dejar de pensar que en cualquier momento aquello se despertaría y me querría poseer, penetrar y me exigiría besos y mamadas….. ¡que imágenes llenaban mi cabeza!
Ya con el sol entrando por la ventana sentí un ruido terrible. Todo lo redondo rueda y al final se cayó de la cama casi rebotando.
- ¡Ayyyy!.- Grito.- ¡Joder!.- se sentó desnudo en el suelo con cara de desesperación.
- Estoy fatal, necesito un café bien cargado.- Me miro, su cara reflejaba una tristeza terrible.
- Creo que de vuelta tendrás que conducir tu.- casi me estaba súplicando con los ojos - No podremos hacer nada, me tendrás que disculpar - No podría satisfacerme como yo me merecía, eso debía pensar.
- No pasa nada cariño, otro día sera - Dije yo pensando en la suerte que tuve.
Nos lavamos y vestimos sin decir palabra. Fuimos a desayunar, bueno yo desayune, el solo se tomo varios cafés bien cargados.
Conduje hasta Barcelona mientras el dormía sin dejar de gemir y temblar.

No me ha vuelto a sugerir hacer otra escapada. Viene al apartamento se deja hacer y satisfecho se vuelve a su casa tras comprobar que su cosita se infla razonablemente antes de descargar.


domingo, 26 de abril de 2015

EL MASAJISTA

- En todo momento tienes que mantener el contacto físico con la persona a la que le haces un masaje - Me decía mientras me iba tocando suavemente los deditos de los pies.
Era de profesión desconocida, ademas ya estaba jubilado, pero su verdadera vocación era claramente ser masajista. Le encantaba hacer masajes, fuera a hombres o mujeres, jóvenes o viejos, gordos o delgados, feos o guapos, pero como la mayoría de los hombres prefería el cuerpo joven y bonito de una mujer.
Decía que mi piel era excepcionalmente suave, al punto que el simple hecho de acercar sus dedos hacia esta sin ni siquiera llegar a tocarla le hacia sentirse en el paraíso.
Acerco la tira de incienso sin dejar en ningún momento de tocar mi piel fuera con sus manos o con otras partes de su cuerpo. El olor placenteramente asfixiante en conjunto con el tacto suave de sus manos sobre mi piel y la música relajante de su iPad creaban extrañas y hermosas formas de colores en mi cabeza.
Sus manos anchas y suaves se desplazaban firmemente deslizándose sobre el aceite. Subieron desde los pies pasando por los muslos, las nalgas y la espalda antes de voltearme delicadamente para acabar con masajes circulares sobre mis pechos sin llegar a tocar los pezones. 
Con cada nuevo movimiento mi excitación aumentaba hasta que inesperadamente llego la explosión de todas las sensaciones: el orgasmo.
Me quede atontada en la cama mirando al masajista con  cara de "lo siento" por una reacción no prevista.
El masajista me miro sonriendo, se vistió, dejo el dinero en la mesilla de noche y se fue.
Yo me quede estirada en la cama pensando: "¿Por que me ha pagado si no he hecho nada?"



viernes, 24 de abril de 2015

THE LOTTERY

Once upon a december...
We were in the famous at that moment pub called "President" speaking with that awful man. Shaven and tatooed in both of his huge arms, he had a blood-freezing look. He said: "Today is your time" pointing to the youngest of us.
Elena had only spent three weeks with us and it was the first time she won "the lottery". She was a blonde, thin and small girl with a very slim and long neck. She used to wear a white rabbit fur coat and long white high-heel boots.
She was so scared that her arms and hands started trembling although she was trying to mantain them stable. He caught her arm sharply and puched her out to the street.
Hardly had two minuts passed the woman's voice screamed predicting the tragedy. Everybody ran out and in the middle of the crowed I could recognize the white Elena's boot on the snow. I jumped in that direction, but one only thing I could see was the white, overly white snow. People were pushed me and suddenly I realized I were in front of the enormous fir tree. I tried to go arround it and I stopped terrorified.
There was the treathening red rose of blood blossoming on the little white tummy lied peacefully on the virgin snow...

En un diciembre borroso...Estábamos en el entonces famoso  pub conocido como "Presidente" hablando con ese hombre horrible. Afeitado y tatuado en sus dos enormes brazos, tenía una mirada que congelaba la sangre y de repente dijo: "Hoy te toca a ti" señalando a la más joven entre nosotras. Elena sólo llevaba tres semanas con nosotras y era la primera vez que ganaba "la lotería". Era una rubia delgada y pequeña con un cuello muy largo y fino. Solia llevar un abrigo blanco de piel de conejo y botas largas blancas de tacón alto. Estaba tan asustada que los brazos y las manos le empezaron a temblar por mucho que intentaba parecer calmada. Él la cogió con fuerza del brazo y la arrastro a la calle.
Apenas pasaron dos minutos cuando un grito de mujer predijo la tragedia. Todo el mundo salió corriendo y en el medio de muchedumbre pude reconocer la bota de Elena en el blanco de la nieve. Salté en aquella dirección, pero lo único que pude ver era la nieve, la demasiado blanca nieve. La gente me empujaba y de repente me vi ante el enorme abeto. Intente rodearlo y ahi me quede aterrorizada.
Allí estaba el horrible rojo de la sangre floreciendo sobre un pequeño blanco vientre pacificamente tumbado en la nieve virgen.... 




jueves, 23 de abril de 2015

FUMETA

- ¿Haces servicios a parejas? - Me pregunto.
- Si - Conteste, esperando la siguiente pregunta que no llegó. El chico empezó a contarme lo mucho que le gustaban las chicas a su pareja, que ellos eran jóvenes y agradables y que me invitaban en su casa a una copa de lo que yo quisiera.
Al final quedamos y fui para allá, fue fácil encontrar la dirección y aparcar. Pensando en la suerte que había tenido subí en el ascensor y llame a la puerta.
Cuando vas a casa de alguien que no conoces siempre tienes una cierta sensación de curiosidad por descubrir que es lo que habrá detrás de la puerta, ver quien te abre y por lo que ocurrirá después, pero también hay un poco de miedo, del miedo por la incertidumbre y eso hace subir la adrenalina.
La puerta se abrió y antes de que pudiera ver a nadie me rodeo una nube de humo, tan espesa que apenas se distinguía mas allá de un metro. Un inmundo olor a marihuana, tabaco y  restos de cigarrillos mojados casi me tumbo de espaldas antes de entrar en el piso.
El chico me invito a pasar a la sala. El caos que reinaba  me hizo pensar que dificilmente en esa casa podría vivir una mujer. De repente, desde detrás de un sillón salió un pequeño bichito, algo entre rata, perro y gato. Con el morro sonriente, completamente colocado por el ambiente, seguramente desde que nació, tumbado sobre su lado derecho se arrastraba por el suelo hacia mi. Le pregunte al chico que le pasaba al perro ya que supuse que eso era. Me contesto  que nada, que estaba contento de conocerme.
El cliente me dejo  sola entrando en una habitación y al volver me comento  que su pareja estaba durmiendo y que tendríamos que estar solos él y yo. Le dije que me parecía bien y me puse a trabajar.
Al acabar fui al lavabo, equivocándome de  puerta y entre en la habitación donde se suponía estaba la chica. Me disculpe, pero me lleve una sorpresa al descubrir que allí no había nadie. Pensé que en el piso debería  haber otra habitación con la chica pero no la encontré. Sorprendida volví a la sala. El perro seguía arrastrándose por el suelo haciendo círculos. El fumeta estaba preparándose  un nuevo porro.
Me vestí y al despedirme le dije al chico:
-"Saludos a tu pareja, a ver si la próxima vez lo hacemos los tres".-Y el me contesto:
-"No tengo pareja ¿De que me hablas?"







martes, 21 de abril de 2015

VAMPIRO

- Por suerte tengo pocos días en los que me encuentre mal, un par de días de regla eso sí, que ni cojo el teléfono - le explicaba, hablando de la regla a un amigo.
Eso si, ese par de días suele ser horrible. Hay veces en las que el dolor no me deja ni respirar y solo quiero dormir y estar a oscuras.
Con mis 14-15 años cuando tenia la regla no iba al colegio, me quedaba en casa llenándome de pastillas, que tampoco ayudaban mucho. Solo la bañera templadita y suaves masajitos en la barriga aliviaban un poco la tortura. 
Muchas veces el dolor era tan agudo que el cerebro dejaba de recibir el oxigeno necesario y yo caía sin conocimiento en el medio de la calle, en el autobús, en el metro o en clase.
Después de un par de sustos que me lleve conduciendo decidí no volver a coger el coche en los días de regla, pero siempre aparece algo que te obliga a salir a la calle, coger el coche y arriesgar tu vida y la de los demás por alguna tontería. Al final, harta, fui al medico a pedirle algún remedio para aliviar esos dolores tan fuertes.
La muy lista de la doctora del gabinete ginecológico que visite me dijo: 
-"Usted podría ponerse un diu de  los que llevan hormonas y así practicamente no tendrá regla con lo cual tampoco tendrá dolores". 
Dicho y hecho. Pasados dos meses tenia yo instalado un "diu de esos" que me costo un riñón y dos horas de mareos en la consulta. La doctora me aviso de que quizás durante una semana o algo mas me encontraría diferente pero que después todo se regularizaría. 
Pasado un mes nada iba bien, todos los días me mareaba, llevaba todo el mes sangrando, estaba de muy mala leche y encima con hambre. Apenas podía trabajar y además los "topos", eso tíos que meten los dedos en el chocho y rebuscan ahí como si quisieran encontrar un tesoro me preguntaban sobre que era aquel extraño hilo que me salia de la matriz.

Y menos mal que tenia a un cliente al cual le ponía cachondo la regla. Era mi salvación. Venia casi cada día para comerme el coñito y a hablar con él como si fuera su mascota. ¡Que cachondo! Y si encontraba un poco de sangre empezaba a chuparla como si fuera un vampiro. Que asco! No se, no creo que eso sea sano. Pero bueno como después no intentaba besarme ni nada parecido yo se lo permitía.
Cuando ya estaba harta de sangre y molestia y había pensado en ir a ginecólogo a que me sacara aquella cosa,  salió por si sola.

Y por fin se acabaron mis problemas, todos menos el dolor, claro. Sigo pasando por el infierno una vez cada cuatro semanas.




lunes, 20 de abril de 2015

QUEMADA

- ¿Sabias que a los autobuses en Canarias los llaman guaguas? - Me preguntó sonriendo.
- Ya, claro, y los taxis myau-myaus - Me reía yo. 
Del aeropuerto al hotel fuimos en una gua-gua e incluso entonces yo seguía sin creerme lo del nombre que al final resulto que era verdad. El hotel era de la cadena NH y estaba prácticamente en la primera linea del mar, así que yo me sentía realmente muy contenta.
Enseguida salimos a la playa, yo disfrutaba de la brisa marina mientras observaba a unos policías explicar a la dueña de un perro las normas del uso de espacios públicos. Parecía hacer frío a pesar del sol radiante que brillaba en lo alto del cielo. Mi acompañante parecía estar también muy contento y disfrutaba del paseo por la playa acompañado de la mujer que tanto le gustaba.
- ¿Tomamos el sol? - Me pregunto.
- No se. Hace un poco de frío - Conteste yo tapándome con el jersey.
- No te creas, el sol de aquí es muy engañoso - Contesto él poniendo cara de sabio.
Confié en que él sabría mucho mas que yo de las Canarias teniendo en cuenta que iba ahí bastante. Así que extendimos las toallas en la arena de la playa y me di cuenta de que estaba muy cansada. Me había levantado a las cuatro de la mañana para coger el avión, habiéndome acostado a la una. Así en pocos minutos nos sumergimos en el mundo de Morfeo, calentados por el sol y acariciados por la brisa marina.
Cuando me desperté, el sol casi se ocultaba por el horizonte y mi acompañante daba vueltas por la orilla esperando que me despertase. Yo tenia frío, me puse el jersey y regresamos al hotel. Ya casi era la hora de cenar. Me metí en la ducha pensando en ducharme y arreglarme y !Oh dioses! estaba tan roja como una gamba a la plancha o un tomate, dependiendo del gusto de cada cual. Un grito de sorpresa atrajo a mi compañero que al entrar al baño empezó a reírse, primero de mi aspecto y después del suyo. Estaba tan rojo como yo.
Después de una cena tranquila en un restaurante del paseo marítimo volvimos al hotel e intentamos hacer el amor, pero al final lo dejamos debido al calor que desprendían nuestros cuerpos y el dolor que me provocaban las caricias y los besos.
Por la mañana temprano él se fue a trabajar y yo me quede en la cama pensando en cuantas cosas podría hacer durante el día y los sitios que podría visitar mientras él estaba fuera. Pasada media hora larga me levante y me metí en la ducha y ahí me quede observando en el espejo un cuerpo horriblemente rojo. El agua fría me quemaba la piel de tal manera que decidí dejar la ducha para mas tarde y me empece a vestir. Intente ponerme el sujetador y no pude por el dolor que me provocaba el roce de la tela sobre mi piel. Acabe poniéndome un vestido sin sujetador ni braguitas, solo un vestido de cashemir tan ligero que apenas notaba su presencia y con el que baje a la calle a desayunar mi café con leche y un croissant. Ya en el bar me di cuenta de que los pocos metros que había recorrido entre la habitación del hotel y el bar habían sido suficientes para provocarme heridas en los pezones quemados.
Al volver al hotel me quite el vestido y en todo el día no volví a ponerme nada de ropa. Recordé como mi madre decía que para aliviar el dolor de las quemaduras era bueno aplicar yogur sobre la piel. Le mande un mensaje a mi compañero: 
-Por favor de vuelta compra yogures naturales.
Pasadas unas  horas volvió del trabajo con cara de cangrejo cocido y los yogures. Nos los untamos por todas partes intentando aliviar el dolor aunque no ayudaba para nada ya que teníamos los cuerpos ardiendo. Pasamos el resto de la tarde desnudos, sin salir de la habitación, mirándonos el uno al otro y riéndonos sin poder tocarnos ni vestirnos. ¡Que tortura!
Al volver a Barcelona mi acompañante me dijo: 
-"Ha sido todo un dolor estar contigo en las Canarias. Espero volver a repetir la experiencia. Jaja"
Y yo le conteste: "La próxima vez nos vamos al norte"



 

sábado, 18 de abril de 2015

EN EL SUPER

La nevera estaba casi vacía y era imperativo ir de compras para llenarla, sino no habría ni comida ni cena ese día. Así que en cuanto llego Niuf Nif le dije melosamente:
- ¿Verdad que no te importa llevarme un momento al Mercadona? Tengo que comprar comida.
- Vale, vamos - Como siempre aceptó sin rechistar. 
Me vestí rápida y cogimos su coche. Íbamos hablando de las cosas que tenía que hacer: dentista, Uni, examenes, ingles, etc.... y casi llegando a Mercadona sonó el teléfono.
- Siii - Conteste al ver el nombre del cliente - Si, ¿diez minutos?... si, ahí estoy.
- Ya puedes dar la vuelta y llevarme a casa que viene un cliente - Ordene yo a mi acompañante.
- Jaja - Se rió y dio la vuelta. Me dejo en la puerta de mi casa después de que le comentase de que estaría mas o menos una hora y que ya le llamaría cuando acabase. Como estaba previsto pasada una hora me estaba vistiendo para ir de nuevo a Mercadona.
Cuando el coche estaba entrando al aparcamiento del supermercado volvió a sonar el teléfono. Era mi chinito y claro no le podía decir que no.

Para poder salir del aparcamiento teníamos que comprar algo, además  me había quedado sin preservativos. Fuimos directos a la sección de perfumería para buscar preservativos, lubricante y toallitas húmedas, lo que fui cogiendo y dándole a mi acompañante para que lo aguantase. En este instante sonó el teléfono otra vez. Le indique a Niuf Niuf que fuera a pagar mientras yo estaba hablando con otro cliente.
Desde el rinconcito al lado de las escaleras, escondida de los oídos de la gente mientras hablaba por teléfono observaba la escena en la caja. Niuf Niuf - un hombre de unos 60 años cargado de cajas de condones y toallitas húmedas estaba pagando su supuesta compra. La cajera pasaba las cajas por la maquina sin ninguna expresión en la cara, pero seguramente estaría pensando: "¡Vaya este viejo si que folla!"
No podía aguantarme la risa durante todo el viaje de vuelta a casa, mientras mi chofer estaba confuso y sonrojado por la imagen de si mismo que seguramente tenia de su reciente compra.
- Vaya vicioso que estas hecho, jaja.- Me reía.- Ahora cuando me dejes en casa te vas a la farmacia y me compras lubricante, que el otro día un cliente lo gasto todo mientras le iba metiendo un súper pene de goma por el culo. Pero no olvides tiene que ser Durex, azul, sin sabores, ni olores, ni efectos, ni nada de eso.
Y así lo hizo. Pasada mediahora cuando yo estaba otra vez vestida y preparada para regresar a Mercadona me trajo el lubricante que le había pedido, tras recorrer cuatro farmacias.  
Cuando por fin pudimos completar la compra ya eran pasadas  las dos. 

Ya llegando  a mi casa volvió a sonar el teléfono, mire el numero y le dije a Niuf Niuf:

-Hoy me parece que tampoco habrá clase de ruso.


viernes, 17 de abril de 2015

INTROMISION

Tener una hija es una gran alegría, pero también supone muchos problemas y complicaciones. Uno de los inconvenientes es que tienes que tener a alguien que te la cuide y si no tienes ni familia ni amigos te ves obligada a contratar una niñera, que no siempre es perfecta y su marido menos todavía.
Los dos tienen llave de mi casa para poder venir cuando les venga bien sea para preparar la cena, poner la lavadora o cualquier otra cosa. Eso si cada vez que vienen  tienen que avisar para no interrumpirme mi trabajo. Pero un día...

Recuerdo a aquel hombre de más de 50 años, tímido, asustado. Me cuesta imaginar lo que le debió costar buscar el anuncio por internet y llamar al final para quedar conmigo. Fueron tres semanas o más las que tardo en encontrarse conmigo tras la primera llamada y en ese tiempo me explico, siempre por teléfono, unas cuantas cosas sobre él y su vida.
Nunca había tenido una novia en condiciones, si que había tenido una a sus 20 años y todo lo que había hecho con ella era darse un pecaminoso beso. El y su familia vinieron del pueblo a la gran ciudad cuando sus padres eran jóvenes. Ahora que sus padres  estaban muertos vivía en el piso que había sido de ellos con su hermana gemela. Como me reí cuando me explico que ella se duchaba vestida para no verse su propio cuerpo. No sé como aguanté tantas llamadas, pero lo cierto es que en cada una de ellas me sorprendía con su historia, con cosas que me parecían increíbles.
El caso es que al final me pidió conocernos antes de acostarnos. Quedamos en un café y fue fácil reconocerlo sentado en una mesa un poco apartada, mirando a un lado y a otro, bien nervioso. Lo mire fijamente hasta que cruzó su mirada con la mía y la bajó rápidamente clavándola en la mesa, en el vaso de vino que se estaba tomando.
-Hola - Le dije acercándome y sonriéndole, forzándolo a levantar la vista.
-¿Alicia? - Casi era un susurro, le temblaba la voz y las manos.
-Si - Me senté a su lado y empezamos a hablar sin entrar en el tema de sexo. Me volvió a explicar casi de manera inaudible que nunca había estado con una mujer y que con más de 50 años tenía que probarlo. Al final lo convencí para que viniera a mi casa y que allí los dos tranquilos lo pasaríamos bien, bueno lo convencí para que ese fuera nuestro próximo encuentro.
Lo cierto es que llegue a pensar que no vendría, pero realmente tenía ganas, las suficientes como para vencer todos sus temores y al día siguiente me llamó para venir a verme en cinco minutos. Pasó casi una hora y no llegaba. Salí al balcón a fumarme un cigarrillo y lo vi en el extremo de la calle paseando de un lado al otro y lanzando miradas al portal de mi apartamento. No entendía nada, me vestí y bajé a buscarle.
- Hola, ¿Qué pasa?.- Le pregunte cuando llegue hasta el. Me miraba con los ojos abiertos, temblaba, se frotaba las manos y señalaba hacia mi portal.
- Está lleno de gente, no hacen más que entrar y salir - murmuró el.
En el portal los vecinos estaban haciendo una mudanza y tenían el camión justo delante de la puerta.
- Claro, están de mudanza - conteste flipando - Vamos,… ven - Lo cogí del brazo y casi lo arrastre hacia mi casa. Me costó sortear a los de la mudanza mas por la risa que me estaba aguantando que por otra cosa.
Ya en el apartamento lo lleve a la habitación y sin darle la oportunidad de reaccionar empecé a desnudarlo. El no dejaba de temblar y al ver mi cuerpo desnudo en la penumbra desviaba la mirada o casi cerraba los ojos. La música de la tablet y las velas perfumadas me ayudaron a relajarle. Lo estire en la cama haciéndole unos masajes con aceites, recorriendo todo su cuerpo de arriba abajo... 
De repente se abrió la puerta de la habitación y apareció el marido de la niñera.
- Hol…..- Se quedo mudo mirando la escena
- El teléfono...- Balbuceo.
El hombre salto de la cama como si viera una serpiente, estaba dando vueltas intentando taparse con algo, pero lo único que encontró fueron mis braguitas rojas con las que intentaba tapar su pene levantado y a la vez las nalgas. Y así dando vueltas al final acabo en el suelo sentado con mis braguitas tapando su pene.
El niñero seguía ahí con la boca abierta…- Perdón, perdón…- Era todo lo que decía sin moverse de la puerta mientras en cliente se ponía mis bragas.
- Eso no, tranquilo, no pasa nada - Le decía entre enfadada y muerta de risa.
No me hizo caso y continuo con su anárquica forma de vestirse intentado meter sus piernas en las mangas de su camisa como si fueran los pantalones…. No sé como logro acabar de vestirse y sin sacarse mis bragas con lentejuelas brillantes.
El otro tonto seguía clavado en la puerta diciendo no se que sobre su teléfono y el cliente se movía de un lado a otro sin saber cómo escapar de la habitación.
-¡Que te pasa tío!, ¡sal de ahí capullo!.- Le grite al niñero.
Y en ese momento de duda, de retroceso hacia afuera el cliente salto hacia delante, le empujo y corrió hacia la puerta de la calle sin atar los cordones de los zapatos y con mis braguitas rojas puestas bajo el pantalón desabrochado.

Nunca más llamo, no le habrá gustado, digo yo...





miércoles, 15 de abril de 2015

SE QUEDO EN LA CALLE

Hay días extraños, esos en que se acumulan las fiestas, se hacen puentes y esas cosas. No me gustan nada, te sacan de la rutina, no vienen clientes habituales, sino los extraños perdidos, colgados que no saben qué hacer y empiezan a llamar para desahogar sus penas conmigo aunque a veces no están tan mal. 
-Hola - Sonó la voz agradable del cliente
-Si, ¿Cómo estás?.- Sonreí al pensar que la mañana no empezaba mal.
-En cinco minutos estoy ahí.- Perfecto pensé y le di conformidad.
No fueron cinco, estaba ahí mismo, seguro que había dejado el coche en la esquina cruzando los dedos para que yo estuviera disponible.
-¿Qué, no trabajas hoy?.- Le pregunte un poco extrañada por la hora en que venía.
-Aquí estoy, ahora no trabajo, jaja,. – Se rió.
-Pues nada, yo si trabajare, jaja.- Me reí mas que él.
-No es eso.- No dejaba de reírse.- Ahora tenía que estar en una reunión, pero me he quedado sin papeles.
-¿Y eso?
- Pues que he dado fiesta a todos mis empleados un día antes y a cambio me han cerrado la oficina, no puedo entrar y claro tengo toda la documentación dentro.
- !ay que horror! ¿y ahora que? - conteste yo con  cara de sincera preocupación
- Pues nada, pensé: "Que voy a hacer? Pues a ver a Alicia" Y aquí estoy - Se reía de sus propias palabras. 
- ¿Y la reunión? ¿Y el trabajo? - seguía yo preocupada
- Tendrán que esperar a que me abran la puerta, que por cierto estará abierta de aquí en una hora, así que desnudate gatita...



viernes, 10 de abril de 2015

EL SUEÑO DEL CHIFLADO





La ultima vez que vino  tenía una nueva historia de sus aventuras en el despacho de la  psicoanalista. Me miro, me sonrio y me explico de que había ido la sesión con la loquera.
-Soñé contigo, que angustia. – Dijo provocando la sorpresa en mi cara.
-¿Tan horrible soy?”.
-Jaja, no es eso. Te voy a contar mi sueño.– Respondio.
-Vivía yo en una pequeña ciudad medieval. El sol se ponía y se empezaban a cerrar las puertas de las murallas para evitar el ataque de invasores enemigos. Justo en el momento que se cerraba la última puerta entraste tú buscando refugio. Estabas tan agotada que te dejaste caer sobre el muro justo delante de una pequeña ventana por donde los  invasores intentaban traspasar sus lanzas.
-Vaya, que interesante.- Comente arrepintiendome  al momento, pensando:” No le interrumpas no se vaya a  cortar y te quedaras sin historia”.
-Y aquí viene la angustia.- Continuo el sin hacer caso a mi comentario.- Yo intentaba gritar para advertirte que te apartaras de la ventada.
-¡Ay! noooo. ¿Me muero? – Interrumpí de nuevo  tapandome la boca con la mano.
-Pero no me salía la voz, mis pies estaban pegados al suelo y tu no me escuchabas ni me veias. Estabas tan agotada que no podías despertarte. – Continuo su relato  contento por provocar tanta emoción. 
-¿Y..?.- Pregunte después de una pausa demasiado larga que me provoco angustia.
-Pues lo típico. Mi mujer me despierta preguntando porqué estoy gritando.
-Jo – Le dije.- ¡Vaya!, y yo que esperaba morir desangrada en tus brazos .- Me había dejado bien chascada.
Hala!. Que dramática, jo que mal rollo. – Me contesto sonriendo con ese toque que tienen los chiflados.- Pero eso no es todo. La peor parte viene después.- Apostillo.
-Ah, ¿si?” – Me sorprendío, ya que estaba segura de que el sueño había acabado.
-Pues si. Después fui a mi psicoanalista, ya sabes que  los lunes voy a verla y le conté mi sueño. Y ¿ sabes que me dijo?
-¿Qué?. – Preparandome para reirme descontroladamente.
- Mas o menos algo como: Sr. Gonzalez, me parece que Ud. veía esas lanzas que querían atravesar al cuerpo de esa chica como una metáfora fálica donde las lanzas son en realidad su pene" – Imitando la voz argentina de su psicoanalista.
-Ja ja ja. –Me hizo reir sin control.
-Ya ves que obsesión. El psicoanalisis centra todo en el pito. Pero bueno visto eso, lo pensé un poco y decidí venir a verte. No es que quiera atravesarte con mi pito pero un poco de caricias y masajitos me irían muy bien.
-Ja ja. - Volví a reírme mientras me quitaba la ropa.
Antes de irse me dijo: “No te conté lo que no soñé.
-Me lo cuentas una proxima vez”- Le conteste. Le di un beso y se fue.
Pasada media hora recibí un mensaje:

"Lo que no soñé”.

Despierto tras la pesadilla intente conciliar de nuevo el sueño y recuperar la historia, lo que no fue posible a tan solo unos minutos de que sonara el despertador. Así que  imagine el final de la historia.

Aquel poblado se protegía de una invasión enemiga. Y en tiempos de guerra ni las caricias ni los masajitos son suficientes. Has de ser un soldado y actuar con decisión y firmeza. Y yo me quise convertir en uno y empuñar mi lanza y con fuerza  atravesar el cuerpo de la chica, ensartarla como una brocheta de dulce y blanca carne, sentir su cuerpo rodeando mi lanza y mirar a sus ojos mientras su vida se transforma en su orgasmo, sus gritos y sus gemidos…

Con los dientes apretados y mi mirada clavada en sus ojos saqué la lanza de su cuerpo con lentitud. No quería quitarle la vida solo robarle el aliento. Hacerla prisionera, tenerla atada con mis brazos, tenerla amordazada con mi boca. Y aun así, incluso siendo presa implorarle que jamás se rindiera y que nunca jamás dejara de pelear conmigo.

Me quede boquiabierta mirando el teléfono como si fuera un extraterrestre.
Volví a recibir un mensaje: “jo, que tonto, disculpa”.




jueves, 9 de abril de 2015

EL BELGA

Me explicó un amigo que con los belgas hacen chistes fáciles sus vecinos del norte. La verdad es que conozco a pocos, aunque sí que recuerdo a uno en especial.
Una noche me llamo uno para ir a su hotel, el lugar era bueno y eso aumentaba la probabilidad de buen trabajo, así que a la hora acordada me fui para allá. Cuando me abrió la puerta y lo vi no me dio ni buen ni mal rollo, solo pensé: "un cliente más", le sonreí y le di el par de besos de cortesía previos al trabajo. No hubo grandes preámbulos, nos presentamos.
-¿De dónde eres?.- Preguntó
-Rusa.- Le conteste con mi mejor sonrisa pensando que en el anuncio lo ponía bien explicito.- ¿Y tú?.- Le pregunte
-Belga, ¿sabes donde está Bélgica?.- Debía pensar que era tonta, pero bueno eso poco me importaba, ya había decidido que no era un tipo que me despertase mucho interés y además yo iba por faena.
Mas me desnudó él que lo hice yo, era evidente que tenía ganas. Sus manos no se quedaban quietas, rápido me tumbo en la cama y allí como pude fui jugando con sus cosas, que estaban a punto desde el primer momento. Era un poco incomodo pero la parte buena es que en esos casos el trabajo suele ir rápido.
Y ahí él se lanzo rápido sin dejarme reaccionar, rápido a penetrar sin preservativo. Primero lo empuje, lo separe más o menos suavemente mientras intentaba buscar la goma para ponérsela.
-Espera.- Le dije.- Hay que ponerse el preservativo.
Me miro, se rió y volvió a la carga, separándome las piernas convencido de que iba a salirse con la suya. Eso sí que no, le empuje con furia, le pegue, le grite, le dije de todo mientras me lo sacudía y me ponía en pie en medio de la habitación. La cara le cambio.
-No es para tanto. Tampoco pasa nada.- Siempre las justificaciones tontas de los que se creen que se yo.
Yo no dejaba de gritarle, me fui vistiendo sin que el cabreo bajara. Por suerte había cobrado así que ahí le deje con su picha tonta para que se buscara a otra que se dejase penetrar sin gomita.

Tonto, era tonto el belga.


miércoles, 8 de abril de 2015

POBRECITA


Estaba ahí delante mío, mientras tomábamos café después de haber acabado con el trabajo en la escuela y antes de que me acompañase a casa.
Mi teléfono corto lo que me estaba explicando y mientras yo hablaba el me iba mirando con cara inexpresiva.
-Si, claro que si.- Respondí al cliente que me preguntaba si podía ir a su hotel.
-Ahora, en 15 minutos estoy ahí….. si, 120. Vale, voy.- Mire a mi acompañante sonriéndole.
-¿Verdad que me llevaras al Campanille?, esta aquí cerca y me ha salido un trabajo para ya.- No le daba muchas alternativas.
-Bueno,… si, si…. Pero ¿te tratara bien?.- Que tonto, que pregunta, como si esa vez fuera diferente de muchas otras.
-No digas tonterías, ¿Qué quieres que me pase?.- Fui bastante brusca en la respuesta.
-¡Pobrecita! Es terrible que tengas que hacer esto. Solo imaginar que algún cerdo pueda tocar ese cuerpecito tan frágil y delicado. - Su cara era un poema…. Pena, horror, que se yo, pero me dio mal rollo.
-No seas tonto, va, llévame que no pasa nada.
Se levando para pagar los cafés y, si, me llevo al hotel aunque durante todo el viaje no paro de compadecerme, y casi poniéndose a llorar.
-No seas tonto que no pasa nada.- Me despedí de él cuando me dejo ante la puerta del hotel.
Más tarde, cuando ya estaba en casa me envió un mensaje volviendo a insistir en lo terrible de mi situación.
-¿Estas bien?, ¿no te han hecho daño?. Me he quedado muy mal cuando te he dejado. Pobrecita. -No pude mas, me hizo enfadar.
-Anda ya. Pobrecito tú. Tranquilizate y vete a dormir - Le envié el mensaje y cerré el teléfono.
Al día siguiente cuando volvió a encontrarse conmigo para tomar café andaba casi llorando.
-Estoy fatal. Yo solo estaba preocupado por ti y tú me has machacado. ¿Por qué?.- Fue su presentación.

-¡Ay!, pobrecito. Jaja. Anda pide ya los cafés.


martes, 7 de abril de 2015

EL ALUMNO DE RUSO

Me gusta dar clases y me gusta el ruso, el origen de las palabras, la historia de la lengua, los pequeños matices y los detalles del porque y para que. Como veía que poco a poco iba olvidando mi lengua nativa decidí dar clases de ruso los fines de semana. Puse anuncios en internet y al final algunos me llamaron. Ahora tengo cuatro alumnos, algunos son más lentos y les cuesta mucho, otros son mas rápidos y espabilados.
Y siempre hay sorpresas. Había uno que no se por qué se había interesado en las clases. Apenas aprendía nada, nunca hacia los deberes y no avanzaba, además se pasaba el rato intentando enseñarme a mi. Pero bueno, venia, pagaba y se comportaba, así que yo no me quejaba. Poco a poco fue cogiendo confianza y eso empezó a darme mala espina, de tímido y distante paso a ser un vacilón con trato demasiado familiar, preguntas incomodas y personales, saludos con besos y abrazos.
Un sábado como de costumbre a las diez se presento en mi puerta para recibir la clase, pero esa vez llevaba en la mano una rosa. Me la dio a la vez que un par de besos y después de que yo la había dejado sobre la mesa y me preparaba para empezar con la clase se abalanzó sobre mí, me abrazo y me empujo contra la pared besándome y toqueteándome.
Me asuste muchisimo, lo primero que pensé es que me iba a hacer daño o algo así, pensé que quizás era un violador. No estaba preparada para eso y me puse a temblar, casi a llorar. Pero reaccione y lo empuje con mis manos y le grite, le pegue y le dije algo así como "¿Cómo se atreve Usted a hacer esto?".  El se amilano, se asusto, no sé que estaba pensando. Lo empuje a la puerta y lo eche de mi casa con un portazo. 
Después de cerrar la puerta me sentí mas segura y mas tranquila. Al rato me reí un poquito del idiota de alumno. Seguramente se creía muy atractivo y como yo intentaba ser simpática se creyó lo que no era.
¡Estúpido alumno! Me gusta dar clases y tener otro trabajo y ese tipo lo fastidió.
Creí que se había acabado, que avergonzado no volvería, no insistiría, se olvidaría de mí. Pero no, después de algunas semanas empezó a llamarme entre disculpándose y hablando de volver a las clases sin enterarse que eso se había acabado, que él no me gustaba, que no me daba confianza y que desde luego no iba a aguantar sus presencia por unos miserables 10 euros/hora.
Pero tan pesado se puso que al final le dije que una cosa era tenerlo como alumno y otra como cliente para acostarse conmigo. Imagino la cara que debió poner.
-Pero, si tu eres una chica normal, no me imaginaba que cobrabas por eso.- Encima el idiota estaba lleno de complejos. El solo quería follarse a su profesora gratis, eso sí que estaba bien.

Después de una semana de charlas al final decidió venir a acostarse conmigo. Como ya le tenia manía le cobre una hora por adelantado y me porte como un tronco de pino en la cama, ni siquiera le concedí una sonrisa. Un polvo rápido y soso, eso fue todo. Bueno, la verdad es que él en el sexo fue tan aburrido como cuando venía como alumno.


viernes, 3 de abril de 2015

BUSCA SECRETARIA

Llegaba tarde y no era habitual en Niuf Niuf .
-Hola.- Fue su voz cuando me llamo.- Aquí estoy.
-Sube.- Le dije con prisa.
Estaba ahí mismo, como siempre. Así que el timbre sonó en pocos segundos después de la llamada y una vez abierta la puerta de la calle en dos zancadas había subido las escaleras y entrado en casa.
-Aquí estoy.- Le dije desde la habitación mientras el dejaba sus cosas y se sacaba los zapatos en la entrada
- ¿Cómo estas?.- Me saludo ya desde la puerta de la habitación.
-Ya ves, me tendrás que llevar a Molins que un cliente me espera - dije yo, comunicándole mis futuros movimientos y a la vez pidiendo el favor sin pedirlo.
-Bueno.- Me miro sonriendo  con cierta dulzura y se encogió de los hombros mientras yo me iba poniendo la ropa interior sexy que esperaba encontrar el cliente.
- ¿Y eso?.- Pregunto.
- Es lo que le gusta al que voy a ver, ¿a ti no? - conteste yo preguntando, mientras me ponía mis braguitas con lazos, los sostenes con encajes y medias……
- Buscame una bolsa para meter los tacones - Le pedí. Eran unos tacones altos y sexy de los habituales de las chicas de los clubs.
Con todo casi llegamos tarde a casa del cliente, nos liamos un poco por culpa de Niuf Niuf y yo fui echandole todas las culpas a lo mal que conduce. 
- ¿Para cuanto tienes? - Me pregunto supongo que temiendo una respuesta del tipo de “mas de una hora”
- Media hora, no será mas. Tu aparca por donde puedas y esperame - Le dije mientras me bajaba del coche aprovechando un semáforo a pocos metros de la puerta de la casa del cliente, que ya me esperaba en la calle.
Vi como me avanzaba y aparcaba un poco mas adelante de mi destino justo antes de entrar en el portal para hacer mi trabajo.
-¿Cómo estas? - Me pregunto el cliente mientras me pasaba el brazo por la cintura y me conducía hacia su piso.
-Bien ¿y tu?.- Fue la respuesta de cortesia.
- ¿Quien es ese del coche? ¿Tu chulo? - Empezo el con las preguntas tontas. 
Le eche una mirada de sorpresa y conteste: ¿Tu crees que yo podria tener un chulo?
- Un amigo sera entonces. ¿Como te va el trabajo? - cambio rapidamente de tema.
-De aquella manera, los hombres parece que estáis inapetentes, jiji.- Respondí con mi voz de máxima simpatía.
Es un cliente al que le vuelve loco verme con ropa interior sexy y tacones altos. Verme caminar contorneándome y en un momento tirar de los lazos que aguantan las braguitas y hacerlas caer de golpe.
- Me estoy buscando una secretaria.- Me dijo - No puedo con todo el papeleo que tengo.
- ¿Ah si? Que interesante! ¿Y cuales son los requisitos que tiene que cumplir?
- Pues ya sabes que tenga un buen culo y que la chupe bien. Ya sabes yo quiero una secretaria que este debajo de la mesa y vaya chupando mientras trabajo y hablo por teléfono. Ah y despues claro que sea una crack como administrativa y que sepa de marqueting y de creacion de webs y claro la atencion telefonica tambien es importante. Una como tu por ejemplo. ¿Tu no quieres?
- ¿Y cual es el sueldo exactamente? - conteste yo sabiendo que realmente no queria ni oirlo.
- Pues ya sabes lo que cobran las administrativas, 900 euritos mas o menos. - Me contesto tan tránquillo. Casi me parto de risa, pero despues pense que habra mas de una que aceptaria esas condiciones.

- De momento lo mas barato, de todas formas, es llamarte de vez en cuando. Vienes cuando tengo ganas y sale mas a cuenta que llevar a cenar a ninguna chica para después a lo mejor hacer algo o a lo mejor no. Y claro mis cenas son todas de 200 euros o mas y yo si la llevo a un restaurante sera uno bueno. - Seguia explicandome.
- Pues a mi no me invites a cenar, yo no tengo hambre pero tengo que pagar la calefaccion, asi que me das 200 euros y follamos directamente.
- Que guapa eres. Por eso me gustas, no necesitas cenar, solo follar.

En menos de media hora sorprendí a Niuf Niuf abriendo la puerta del coche sin que el me viese llegar. Estaba repasando el vocabulario de animales en ruso. Que mono...



jueves, 2 de abril de 2015

DESAYUNO DE LOS JUEVES

Se mueve despacio, cada nueva vez que lo veo camina mas lentamente. Debe tener casi 80 años, formando parte de esos clientes que me siguen desde que llegue a España. Cuando veo su número al tomar el teléfono sonrío. Me llama todos los jueves a la primera hora de la mañana.
-Hola, Alicia, ¿cómo estas?, ¿te va bien?.- Me dice.
-Si claro.- Le respondo con voz agradable.
- Pues baja, que tenemos que desayunar alguna cosa.- Es la misma invitación cada vez, a la que no puedo oponerme.
Me visto y salgo a la calle encontrándomelo en la esquina ya esperándome. Le sonrío.
-Hola, ¿Cómo estas?.- Le pregunto
- Bien, pero tu tienes que comer algo.- Juntos caminamos apenas hablándonos hasta llegar al café de siempre.
- Traenos una botella de vino.- Pide él a la camarera de siempre mientras nos sentamos. La camarera trae la botella y la libreta para apuntar el pedido aunque realmente no la necesita, sabe perfectamente lo que vamos a pedir. Desde hace muchos años siempre  tomamos  bocatas de jamón y queso y el pan con tomate. Después viene su carajillo de orujo y mi café con leche.
Mientras me tomo el desayuno, él me va mirando con ojos embelesados y de vez en cuando me pregunta  si estoy bien. Yo le contesto que si, cuento alguna anécdota de la semana y seguimos desayunando. Creo que el disfruta mucho más observándome mientras como que con todo el sexo que pueda tener.

Después en el apartamento va rápido, más que nada para cumplir con el protocolo establecido y como para tener excusa para volver otro día.