lunes, 15 de junio de 2015

EL OBJETO PERDIDO

El perrito que tengo es una especie de mezcla de Yorkshire con algo un poco mas grande. Nunca he sido yo de perros, pero este se lo regalaron a mi hija por su cumple y no pude rechazarlo. Es una cosita muy mona, pero muy nerviosa. Cualquiera que venga a casa es olisqueado, lamido, tocado con la patita, vamos, examinado a fondo y solo despues de eso y en el caso de aprobacion el perro se queda tranquilo en presencia de esta persona.
Por ese motivo cada vez que atiendo a alguien en casa el perro se queda encerrado en otra habitacion.
...
- ¡Que bueno ha sido! ¿Verdad? -me pregunto tumbado boca arriba.
- Si - conteste yo sacandole el preservativo. Como siempre hice un nudo en ese para que no se escapasen los "niños, niñas y otros" y lo tire al suelo. Me tumbe y empecé la tipica intrascendente charla mientras acariciaba suavemente la barriga del cliente.
A rato se levanto y fue a ducharse. Yo como de costumbre me di la vuelta para recoger el preservativo, pero... no estaba ahi. ¡Habia desaparecido! Desnuda empece a dar vueltas por la habitacion mirando en todos los rincones. Claramente no estaba ahi. El cliente salió de la ducha y se apuntó a la busqueda.
- Es que luego viene mi hija y si encuentra eso no se que explicacion le podria dar - justificaba yo la importancia de la tarea.
- ¿Pues, donde lo habras metido? - contesto el cliente mirando detras de la cama.
Y entonces le vi. El pequeño ladron tan tranquilo estaba sentado en el suelo del pasillo lamiendose el culo.
-¡Eres tu, ladron! -grite yo con alegria de por fin encontrar la explicacion a la fantastica desaparecion del preservativo.
El perro me miro con su sonrisita habitual y siguio tan tranquilo con su importante tarea. El muy espabilado habia salido de su encierro y seguramente habia robado el tesoro. Yo, me tranquilice un poco, pero al dar la vuelta por el piso comprendi que no seria facil encontrar el objeto.
- Vete a saber donde lo habra metido - dije yo a mi misma, mientras el cliente ya desesperado rebuscaba por debajo de la mesa. - Tu tranquilo ya lo encontrare, no te preocupes -le dije yo al cliente, pensando justo lo contrario.
- Mandame un whats cuando lo encuentres - me dijo despidiendose. Cerre la puerta y, ¡oh cielos! ahi estaba escondido en uno de los zapatos de la niña el tesoro lleno de "otros".
"Menos mal", pense yo tirandolo a la basura. "Si lo encuentra la niña en su zapato no veas la que se lia"...

No hay comentarios:

Publicar un comentario