martes, 9 de junio de 2015

SIERRA NEVADA

Mis aventuras en la tierra soñada no acababan en Granada. Al llegar a hotel por fin pude tumbarme en la cama. Solo las ganas de quitarme el polvo del viaje pudieron hacerme levantar. Imaginandome lo calentita y relajadita que estaria en la bañera tumbadita me quite rapipdamente la ropa y fui corriendo al baño. Y, oh que decepcion! el baño no tenia bañera, sino un diminuto plato de ducha en el rinconcito.
- ¿Pero no se suponia que esto tendria bañera? - grite yo a mi acompañante metiendome ya en la ducha. El hizo parecer como si no me oiera. Abri el grifo, y, oh que horror! apenas salia el agua y encima fria. Me cage mentalmente en todos los dioces, en mi acompañante, en tierra soñada y me lave como pude con cuatro gotas de agua fria. Al salir de ahi puse la cara de cabreo inmenso y mi acompañante enseguida cambio la estrategia de no oir las cosas a intentar arreglarlas sin resultado. Se fue a la recepcion a preguntar por el agua y volvio comentando que no habia mas habitaciones libres y que nos teniamos que fastidiar con lo que habia.
Sali al balcon a fumar. Al menos la vista era agradable: se podia ver toda la ciudad y en el horizonte el sol diciendo el ultimo "hasta mañana" antes de esconderse detras de la montaña. Ahora me tocaba trabajar con mi granadino y no tenia ni ganas, ni fuerzas, ni tampoco estaba de buen humor...
...La mañana siguiente le pregunte: "¿A que hora vienes?"
- A eso de las tres, supongo. Cuando venga comeremos juntos.
- Pero tengo que salir del hotel antes de las doce, verdad?
- Si, dejas las maletas en la recepcion y te vas a dar un paseo por la ciudad - encontro rapidito la solucion.
Las ganas que tenia yo de dar vueltas por la ciudad eran "inmensas" teniendo en cuenta que el dia anterior hice como 20 km por las calles de Granada.
A las doce en punto estaba yo en la recepcion dejando las maletas en el trastero. Me fui a dar una vuelta, ya que era mas divertido que estar sentada en la escalera del hotel esperando a mi principe poco azul. La ciudad resulto tener mucha mas agua en las calles que en el hotel. En cada plaza y placita habia al menos una fuente y todas funccionaban. Los arboles cubiertas por las hojas de verde intenso parecian no tener falta de agua. Me dieron envidia y me compre una botella de agua como si con eso pudiera compensar mis duchas sin agua.
A las tres estaba yo sentada en las escaleras del hotel esperando al granadino que parecia no llegar nunca. Por fin llego y fuimos a comer a primer restaurante mas o menos aceptable que vimos.
- Podriamos ir a la Sierra Nevada - pregunte yo - me hace mucha ilusion.
- Si, supongo, nunca estuve ahi - me contesto pensando supongo de que si realmente era buena idea.
Depues de catorze vueltas por fin llegamos a la Sierra Nevada. Las montañas plagadas de hoteles de todos los colores y arquitecturas, tiendecitas, cafeterias y una pantalla gigante en el medio de la plaza principal - todo parecia estar esperando a la llegada de invierno para poder volver a llenarse de vida, nieve y diversion.
Me imagine como deberia de ser el lugar en invierno y me enomore de La Sierra Nevada. El aire fresco y limpio parecia haber envenenado mis pulmones acostumbrados a la contaminacion de Barcelona. Como idiota empeze a sonreir al sol radiante y hacer pajarito con las manos en el aire. El granadino tambien parecia feliz e intocsicado por la altura y el oxigeno.
Nos estiramos en las tumbonas de la unica cafeteria que estaba abierta y guardamos silencio observando el sol brillante a travez a de las gafas del sol y respirando el aire de la montaña.
Era la hora de ir al aeropuerto. Yo me queria quedar ahi en aquella tumbona para siempre.
- Esto tiene que ser precioso en invierno - dije yo suspirando - me habria gustado volver aqui para pasar unos dias esquiando.
- Que va, si esto esta plagado de gente en la temporada y todo es carissimo - contesto el, pero despues se lo penso dos veces y añadio - a lo mejor podriamos venir aqui en invierno, habra que hacer numeros.
Le regale la sonrisa de agradecimiento no porque realmente creia que me traeria aqui otra vez, sino porque al menos me dejo un poco de esperanza de que podria volver.
De vuelta en el aeropuerto de Granada estabamos otra vez esperando el avion que se retrasaba. Yo sentada como siempre en la maleta con la cara de cansansio y melancolia observaba carteles de propaganda.
- ¿Que te parecio el viaje? - me pregunto mi acompañante
- Esperate que todavia no hemos llegado a Barcelona, a ver que desgracia nos espera de camino - conteste yo con mi humor un poco deprimente.
- Esperate, que no se donde esta el tiquet de parquing - de repente se preocupo el y empezo a rebuscar entre un monton de papeles en su agenda.
- Lo que faltaba - dije yo tranquilamente. Ya no me importaban tonterias como esta. Encontre el lugar de mis sueños - La Sierra Nevada y respire el aire que tanto me faltaba en mi claustrofobico pisito de Cornella de Llobregat.
A pesar de todas las desgracias el viaje ha sido maravilloso. Solo sueño en volver a mi tierra soñada...

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