domingo, 1 de marzo de 2015

MARISOL

Es un masoca sádico, me agota física y psicologicamente. Además tengo que controlarlo para que no se pase conmigo y no le salga su parte sádica. Me pide que le pegue, lo hago suavemente y él insiste en que lo haga más fuerte, le aprieto los pezones de tal manera que se me duermen los dedos….. al día siguiente siempre me duelen los brazos y las manos, sobre todo la derecha.
Paga bien, eso sí, ni rechista, ni discute. Es un tipo curioso, vive solo en un ático, tiene más de sesenta años y siempre va medio bebido y no deja de fumar. Es de origen sevillano, adora a Marisol y permanece constantemente en los años 60.
Su casa es una especie de loft y está hecha una porquería: ceniceros llenos por todas partes, vasos medio vacíos y botellas de todos los licores y bebidas imaginables. Supongo que de vez en cuando hace una limpieza general bebiéndose  previamente los vasos que hay dispersos por toda su casa y menos mal que no es muy grande.
Buen cuidado tengo cuando voy a sentarme, miro bien lo que hay en el asiento y lo limpio mínimamente. Siempre con las canciones de Marisol como música de fondo, a veces cantadas también por él. Solo espero que nunca me las haga cantar a mí.
Las paredes están cubiertas de retratos de su admirada. Retratos de todas las edades, en blanco y negro y en color, de revistas recortadas o algún poster del cine. Si alguien me pregunta sobre el cine español al menos podre decir que conozco una artista y el titulo de alguna de sus películas. No sé si ese conocimiento me servirá de mucho. 
Marisol, “la mujer perfecta” según él y a mí me llama porque dice me parezco mucho a ella.

Llevo tres días con el brazo que me duele, la última vez me hizo trabajar mucho, dale y dale….. con las canciones de su diosa acompañándonos todo el rato.



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