domingo, 15 de marzo de 2015

SOLSONA

Acabando de comer y antes de ir a clase suena el teléfono; es un numero nuevo. 
-Si - Con la voz dulce de costumbre.
- Si, sí que podría.- Contesto cuando el cliente me pregunta si iría hasta Solsona.
- Antes de las 21:30 no podría salir de aquí y ahí estaría sobre las 22.30.- Voy contestando a sus preguntas. Le pido que me llame más tarde para acabar de quedar y ahí lo dejamos. 
-¿Está muy lejos Solsona?.- Le pregunto a mi acompañante que me está mirando con cara de asomo.- Es uno que me ha dicho de ir a verlo ahí….. Bueno si al final no se echa para atrás. 
- Hombre esta un poco lejos. Tienes al menos para un par de horas.- Me comenta. 
- Vale.- Sonrío. - Así me distraigo. - Ya en la escuela se confirma que el cliente mantiene sus ganas de estar conmigo a través de sus mensajes, me dice que si a todo y así al menos aseguro una noche de trabajo.
Coqueta y bien arreglada cojo el coche y emprendo el viaje; en una hora y media estoy en el centro de Solsona y al abrir la puerta del coche descubro la realidad del frio de la noche del lugar. Rápida busco la dirección y no me entretengo por la calle. El piso es grande, con varias habitaciones y el chico simpático pero…. El pero es que no tiene calefacción, vive recluido en una única habitación con una estufa eléctrica. 
– ¿Para qué gastar más?.- Me dice.
 ¡Jolines, que frio, según como me movía me quedaba helada, si no eran los pies era el culo. Hice mi trabajo tan bien como pude intentando no pensar en el frío que iba tomando diferentes partes de mi cuerpo.
- !Vaya aventura mas fresca, esto parece Siberia!- me quejaba mentalmente.
Al día siguiente volvieron los mocos. 




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