Me explicó un amigo que con los
belgas hacen chistes fáciles sus vecinos del norte. La verdad es que conozco a
pocos, aunque sí que recuerdo a uno en especial.
Una noche me llamo uno para ir a su
hotel, el lugar era bueno y eso aumentaba la probabilidad de buen trabajo, así que a la hora acordada me fui para allá. Cuando me abrió la
puerta y lo vi no me dio ni buen ni mal rollo, solo pensé: "un cliente más", le
sonreí y le di el par de besos de cortesía previos al trabajo. No hubo grandes
preámbulos, nos presentamos.
-¿De dónde eres?.- Preguntó
-Rusa.- Le conteste con mi mejor
sonrisa pensando que en el anuncio lo ponía bien explicito.- ¿Y tú?.- Le
pregunte
-Belga, ¿sabes donde está Bélgica?.- Debía pensar que era tonta, pero bueno eso poco me importaba, ya había
decidido que no era un tipo que me despertase mucho interés y además yo iba por
faena.
Mas me desnudó él que lo hice yo, era
evidente que tenía ganas. Sus manos no se quedaban quietas, rápido me tumbo en
la cama y allí como pude fui jugando con sus cosas, que estaban a punto desde
el primer momento. Era un poco incomodo pero la parte buena es que en esos
casos el trabajo suele ir rápido.
Y ahí él se lanzo rápido sin dejarme
reaccionar, rápido a penetrar sin preservativo. Primero lo empuje, lo separe más
o menos suavemente mientras intentaba buscar la goma para ponérsela.
-Espera.- Le dije.- Hay que ponerse
el preservativo.
Me miro, se rió y volvió a la carga,
separándome las piernas convencido de que iba a salirse con la suya. Eso sí que
no, le empuje con furia, le pegue, le grite, le dije de todo mientras me lo sacudía
y me ponía en pie en medio de la habitación. La cara le cambio.
-No es para tanto. Tampoco pasa
nada.- Siempre las justificaciones tontas de los que se creen que se yo.
Yo no dejaba de gritarle, me fui
vistiendo sin que el cabreo bajara. Por suerte había cobrado así que ahí le
deje con su picha tonta para que se buscara a otra que se dejase penetrar sin
gomita.
Tonto, era tonto el belga.
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