Como cambian las cosas....
Cuando llegue aquí llevaba ropa de
colores intensos, tacones altísimos.... nada que ver con mi aspecto actual. Era
como un farolillo que atraía a las mariposas... no sé cuantas veces me robaron,
ni cuantas acabaron los tacones rotos. Aprendí a vestirme sencilla, me acostumbre
a los zapatos bajos, a la ropa discreta.
Cuando estaba en el bar, a primera
hora cuando abría veía a las chicas del club que había al lado súper
arregladas, pintadas, llamativas, con ropas brillantes, siempre acompañando a
algún cliente.... era el final de su jornada y todavía lucían esplendidas.
-“Jo, que tías !como están!”.- Recuerdo
a un cliente madrugador que mientras se tomaba su café se las comía con los
ojos. Me lo mire.
- “Tu ven a las 12, vuelve entonces y
ya verás”.- Le dije. Y eso hizo, al
mediodía estaba en la barra con otro café esperando el espectáculo y
preguntándome con la mirada cuando seria. Al poco entro la chica al bar, la
cara del cliente perdió la mandíbula cuando esta se separo de la cara por el
asombro....... la chica... ojerosa, con una bata rosa desaliñada, zapatillas de
elefantitos, sin peluca, bostezando, fue directa a la máquina de tabaco.....
Cuando salió la cara del cliente aun
mantenía su asombro...
- ¿Pero...? - Preguntó.
- Si, es la misma chica - le dije.
Supongo que eran chicas que iban de
un club a otro y estaban acostumbradas a que normalmente en todos había cocina,
maquinas de café,... y que después del trabajo, allí solo quedaba el servicio
de mantenimiento... entonces las chicas se pasean de cualquier manera,
desnudas, desarregladas...... y estas en ese mini club debían pensar que la
calle, el barrio y el par de bares que había allí era parte de su “casa”.
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