jueves, 19 de febrero de 2015

DEDOS GRUESOS

Bien temprano suena el teléfono, veo el numero que llama y recuerdo que ayer me dio plantón... pero descuelgo y aun pensando “Jo, que mierda”, dejo ir la voz más dulce que tengo: “Siii, hola.... ¿que paso ayer?”
“Hoy si voy a tu casa” - Es su respuesta con la misma voz seca de siempre y, sin más explicación se reserva la próxima media hora. Bueno ese tiempo es mucho, normalmente en 15 minutos acaba.
Es una persona muy especial, es todo grande, ancho, manos grandes, brusco y torpe. Tan gruesos tiene los dedos que en un móvil no puede marcar un numero sin apretar el de al lado, por eso no tiene movil.
Recuerdo la primera vez con él. Cuando vi sus dedos, tan anchos y tan destrozados por las piezas de hierro que movía en su trabajo sin guantes, le dije que no me tocara mucho con eso y si me los quería meter dentro que se pusiera preservativo o algo. No le importo la verdad, lo único que tocaba eran mis tetas y decía: 
-Oh...120.- Con 120 supongo se refería al tamaño de los pechos, a pesar de que ni en sueños nunca los tendría tan grande.
Al acabar empezó a darme billetes que iba sacando nervioso... más de 700 euros por nada, por quince minutos de un hombre espantado. Después de eso estuvo varios días llamándome y preguntándome  como estaba hasta que por fin rompiendo sus temores me dijo:
-¿Señora cuando,... como podríamos repetir lo del otro día?.- Y así se hizo mi cliente. Al principio repetía 3 o 4 veces por semana, ahora si nos encontramos cada dos semanas es mucho. Lo de los 700 euros no se repitió más, fue bajando y un día me dijo que 300 estaba bien. Yo no se lo discutí, supongo que se entero de cómo iba el mercado y por quince minutos es realmente mucho lo que paga.
Al principio con cada visita me traía bombones, cosas, ropa interior horrible, me lo imagino comprándola y a las dependientas al ver  su aspecto ofreciéndole lo más horrible y grande.... poco a poco fue eliminando los regalos y ahora llama, viene, esta quince minutos y adiós.
Hoy antes de irse me ha dicho que el sábado me llamara a las tres de la madrugada, que va de cena y después de cenar le apetecerá.... eso.... quince minutos oliendo a alcohol y ajo..... ¡Que ilusión!. Ya una vez me llamo a las cinco de la mañana, le tuve que ir a buscar, llevarlo a un motel, coger la habitación, quince minutos y de vuelta con el sueño roto.
Y a mi que me gusta tanto dormir...



No hay comentarios:

Publicar un comentario