Intentas elegir a los clientes, a
veces te equivocas, pero con el tiempo al final aciertas bastante.
Los peores eran los guarros que no solian lavarse mucho. Por eso evitaba a los “paquis”,
aunque una vez a uno le dije que si
Se me acerco y empezó a hablarme, no
tenia mal aspecto, estaba bien vestido, limpio y me explico que era estudiante,
me cayó bien. Subimos a la habitación y no estuvo mal.
Las segundas partes muchas veces no
salen bien, por suerte no me paso a mí. El chico volvió otro día buscándome,
“¿no está Alicia?”, le pregunto a mi amiga y ella que ya sabía que él no estaba
mal le dijo que ese día yo estaba de fiesta, pero que ella le atendería.
¡A él y a toda su familia!, había
venido acompañado de varios parientes y todos querían repetir la experiencia de
chico educado, ella no puso peros y se subió con los cinco a la habitación,
“¡que loca!”. Pero una cosa era el chico guapo y arreglado y otra los salvajes
de sus parientes, sucios y desaliñados.....
“¡Me trataron fatal!”, se quejaba después y me echaba la culpa a mí,
¡que cara!. Y no sé lo que le hicieron.
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