A
veces es cuestión de aprovechar los tiempos muertos.
“Vente
un par de días a Alicante”, me invito una vez un cliente. “Estas en mi casa y
nos vemos cuando salga del trabajo”. Y allí me fui, las condiciones eran buenas
y él agradable.
Me
recogió en la estación cuando llegue a primera hora y me dejo en su casa antes
de irse a trabajar. “Ya nos veremos por la tarde”, fue su despedida. Y allí me
dejo sola y dispuesta a hacer de turista.
Al
final de la tarde regreso bastante cansado y me pregunto si me había aburrido
mucho. “No, he ido de aquí para allá, ha estado bien”, no podía decirle otra
cosa.
Por
la mañana un desayuno tardío en un hotel, después estuve comiendo en otro, mas
tarde la sobremesa en otro. Era cuestión de aprovechar los tiempos muertos.
Conocí unos cuantos hoteles de Alicante y pasee de uno a otro. Un par de
anuncios y día completo.
Al
despedirnos, el ultimo día, mientras tomábamos café en el bar de la estación y
nos reíamos miramos tranquilamente como se iba un tren.... “¿No será ese el mío?”,
pregunte. Lo era.
Y
él todo un caballero que condujo hasta Barcelona para dejarme en mi casa.
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