Todos
los abuelos del pueblo se pasaban la tarde en el Riviera, llegaban a las cinco
cuando abrían las puertas y allí aguantaban hasta la hora de cenar cuando se
iban a casa. Hablaban con las chicas, tomaban algo y normalmente no hacían nada
mas.- Cierro los ojos y sigo viendo aquello - Cerraron el club e imagino que se
quedaron sin saber qué hacer, donde poder ver y a veces tocar…..
Recuerdo
uno que estando yo en la puerta con más gente llego y me dio 20 euros.
-
“Toma para ti” - me dijo y se fue. Yo me quede con el dinero pensando ¿y ahora qué? No puedo evitar reírme mientras lo recuerdo. Vi
que iba haciendo lo mismo con otras chicas.
-
“Vosotras lo necesitáis, yo lo sé”.- Les decía a todas las chicas, les daba 20 euros a cada una y no pedía
nada a cambio.
Pasado un rato se acercó y me preguntó que si podíamos subir arriba para pasar un rato juntos. Obviamente le dije que sí. Al entrar en la habitación empecé a desnudarme pero el me dijo que no hacia falta.
Me
tenía para él solo. Me iba colocando billetes por todas partes: en
el sujetador, en las bragas, en la falda, en las medias, en el calzado. Arrugados billetes de 5 y 10 euros tocaban mi cuerpo y mi ropa interior. Eso era todo lo que él quería.
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