El negocio nos iba bien. Tenía un buen local, un buen equipo de
chicas y clientes no nos faltaban. Lo más cómodo era que vinieran al piso, pero
los extranjeros preferían los encuentros en sus hoteles y pagaban bien además de
los regalitos que traían.
Había días de poco dormir, de recibir a uno tras otro o de ir de
un lado a otro. En el piso estábamos más seguras y nos hacíamos compañía.
Recuerdo a Olga con sus grandes pechos asomada al balcón y mirando a los
clientes que se acercaban. Ella era la que atendía las llamadas y más o menos distribuía
a las chicas. Ese balcón y los arboles de la calle llenos de preservativos
colgando que algunas de las chicas lanzában por las ventadas al acabar cada trabajo.
Era un sitio seguro y el dinero corría, yo pude comprarme un coche
y un piso…. todo iba bien……pero los negocios oscuros tienen sus riesgos.
Una tarde apareció un grupo de ladrones, entraron en el piso y nos
robaron, por suerte yo nunca permitía que allí hubiera demasiado dinero y de vez
en cuando lo sacaba y enviaba a sitio seguro. No fue mucho, pero a una chica le
quitaron lo que había ganado aquella tarde y ella enfadada y ofuscada tuvo la
gran idea de ir a la policía a denunciarlo.
Que mal rollo. De repente aparecimos en las noticias, en
la televisión, en la radio y solo nos faltaba el internet. El asalto a un piso de putas fue la noticia más importante de la
temporada y todas nosotras retratadas.
Los delincuentes fueron detenidos y nos devolvieron las cosas robadas. Pero la fama nos perseguia por todos los rincones. Todas las que habíamos estado en aquel piso tuvimos que irnos de la ciudad.
Los delincuentes fueron detenidos y nos devolvieron las cosas robadas. Pero la fama nos perseguia por todos los rincones. Todas las que habíamos estado en aquel piso tuvimos que irnos de la ciudad.
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