martes, 9 de diciembre de 2014

EL CHIFLADO

Lo conocí un martes. Alto y con rasgos atractivos  se veía  completamente dejado y con la mirada perdida  aparentando unos 40 años. Tarde un poco en acercarme, esperaba una señal. Cuando levanto la mirada y la sostuvo un rato en mis caderas. Pensé: “Perfecto” y me acerque.
-Hola, ¿qué tal? – Me dirigí a él con la habitual enorme sonrisa que me provocaba dolor en las mejillas.
-¿Cómo te llamas? – me contesto sin levantar la mirada.
-Alicia – Le conteste esperando la tan frecuente estrategia masculina para deshacerse  amablemente  de la chica
-¿Cuánto vale? – me sorprendió la pregunta
-120 la hora – conteste rápidamente y sin dudarlo
-¿Vamos? – me pregunto y en este instante levanto la mirada. Sus ojos brillaban y chispeaban con  picardía y alegría. Todo su rostro parecía diferente, incluso su cuerpo
Me sorprendí del cambio y lo arrastre hacia la puerta de la habitación sin decir ni una sola palabra. Una vez dentro me dijo:
-“No te desnudes”.
 -“¿Porque?” – le conteste y pensé para mi  “¡O no!,  otra vez uno de esos  pervertidos. A ver que inventa este”.
-“No hace falta” - me dijo - “no vamos a hacer nada, solo quiero hablar”.
- “Joder, aquí empieza la comida de coco, a ver cuánto aguanto” – pensé.
-“No te importa, ¿no?” – me pregunto.
-“No” – le conteste, pero claro que me  importaba.
-“Es que estoy chiflado” – me dijo. Puse cara sorprendida y pregunte:
-“¿Y eso?”.- aunque no le hacía falta decirme nada que  yo ya no supiera. Tenía bien claro que ese era uno de los chiflados que venían al puticlub y contaban las historias de sus vidas a las putas. Lo que no era muy habitual es que pagasen por ello y además el precio tan elevado.
Como ya me lo esperaba empezó a explicarme todo lo que creía importante de su vida con todo lujo de pequeños detalles y matices. Yo me estire cómodamente en la cama y  puse la cara de psicóloga-experta intentando prestar atención a las chorradas que me contaba para de vez en cuando hacer alguna pregunta o comentar algo para que pareciera que me interesaba muchísimo su vida y sus problemas.
Pasada la hora tenia bien claro que el hombre realmente tenía problemas psicológicos, pero también era divertido, inteligente y educado. Sus historias no eran muy diferentes de las historias de otros chiflados pero el sabia expresarlas de una manera especial y me confundía con  expresiones anticuadas o extrañas, me sorprendía con  soluciones extraordinarias o  modos de ver las cosas completamente distintos a los habituales.
Cuando bajamos a la recepción se despidió:
-“Hasta el martes”.- Me dijo.

-“Hasta cuando quieras”.- Le conteste. Después pensé “¿Hasta el martes?. ¿Volverá otro martes?. No creo”




1 comentario:

  1. Buenas tardes: tú historia es buena, algo extraña, y fuera de lo normal, pero tienes un talento en la escritura...Espero que puedas crear un libro!!

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