Ya
venía muy bebido, por no decir borracho. Entro tambaleándose al salón, mirando
a un lado y a otro hasta que cruzo su mirada con la mía y me sonrió. Le costó
un poco llegar hasta mi, esquivando a las otras chicas que se le iban acercando
y ofreciéndose, y sin dejar de mirarme,
mientras mi sonrisa era cada vez más marcada.
Me
esperaba otra noche especial.
Puso
su mano en mi hombro y toco con dificultad otras cosas antes de apoyarse en la
barra y pedir bebida para los dos. El camarero lo miro, sonrió y después nos
sirvió.... fueron dos o tres las copas que se bebió mientras que yo apenas moje
mis labios con la primera. No dejaba de manosearme justo hasta el punto en que
yo le retiraba la mano reprendiéndolo, hasta que balbuceante me pidió subir a
la habitación.
Su
aliento apestaba, sus ojos me devoraban, sus manos..... torpemente tocaban todo
lo que podían. Subimos arriba y entramos en la habitación. Cerré la puerta
mientras que él apoyado en mí apenas se aguantaba..... despacio alcanzamos la
cama más cercana donde se dejo caer....
Lo
vi en cámara lenta hasta quedar estirado boca abajo, como apenas hizo algún
movimiento más y casi al momento empezó a roncar.
Otra
noche interesante y cómoda. Fui al lavabo a lavarme un poco para sacarme el
olor a borracho, después me estire en la otra cama y sacando de mi bolso las
cuatro cosas necesarias me hice la pedicura mientras contaba las horas......
Medio
me dormí.... descansaba hasta que los ruidos en la otra cama me despertaron.
“Vaya,
¡Como has estado esta noche!”, le comente, “me has dejado hecha polvo”.
Recuerdo
su sonrisa de satisfacción.... “han sido bastantes horas, te saldrá un poco
caro”. Su sonrisa desapareció, pero enseguida volvió mientras se hinchaba
satisfecho aun sin recordar nada. Saco su cartera de la chaqueta que aún
conservaba puesta y pago lo que le tocaba.
No
fue ni su primera ni su última noche conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario