De vez en cuando recorre mi piel, examinando
defectos, marcas,… cicatrices. A veces la curiosidad le puede y pregunta.
-¿Y esta marca?
Siempre obtiene las mismas
respuestas, siempre lo miro, le sonrió y le digo que "no" con la cabeza, son
cosas del pasado que prefiero no recordar.
Supongo que si sigue insistiendo ira encontrando los momentos en los que
las historias vuelvan y no me duela explicarlas.
La reciente historia con la mujer de un cliente no fue la primera experiencia de encuentros inesperados con mujeres celosas. Había vivido otras parecidas pero con finales mucho menos felices que este, incluso en una
ocasión quede marcada.
Yo era muy joven, descarada y
decidida. Fue en Rusia en casa de un cliente. Estabamos los dos desnudos en la cama a medio trabajo y sudando. De repente se abrio la puerta y ahi en la sombra aparecio su mujer. Era un apartamento pequeño y no nos dio tiempo ni de reaccionar. Allí estaba yo
arrodillada y desnuda y el temblando en una escena más que patetica. Ella se quedo parada,
con sus ojos bien abiertos y, de la sorpresa paso a la agresión. Se lanzo
contra mí y empezó a pegarme y estirarme del pelo, arrancándome unos cuantos
mechones….. Él seguía allí desnudo sin atreverse a hacer nada.
Cogidas de los pelos ibamos dando vueltas por el piso su mujer y yo. Ella gritaba "Puta de mierda" y yo le contestaba "sueltame idiota, pegale a el"
Al final el cliente reacciono y empezó a vestirse mientras nosotras seguíamos una con las manos en la cabeza de la otra estirando cada dos por tres y de vez en cuando dando patadas con los tacones que por suerte yo no me había quitado.
Cuando por fin el cliente consiguio separarnos yo tenia una calva en la cabeza, unos cuantos rasguños, morados y huellas de mordiscos. Me vesti rapidamente como pude y sali de aquell maldito piso. Por suerte había cobrado al principio.
A veces pienso como me portaria yo si encontrase a mi marido con una mujer en la cama y siempre llego a la misma conclusión: "Es mejor no casarse, así no tendrás malas sorpresas y si te casas al menos asegurate que tu marido no es tan idiota como para traer una puta a casa"
Al final el cliente reacciono y empezó a vestirse mientras nosotras seguíamos una con las manos en la cabeza de la otra estirando cada dos por tres y de vez en cuando dando patadas con los tacones que por suerte yo no me había quitado.
Cuando por fin el cliente consiguio separarnos yo tenia una calva en la cabeza, unos cuantos rasguños, morados y huellas de mordiscos. Me vesti rapidamente como pude y sali de aquell maldito piso. Por suerte había cobrado al principio.
A veces pienso como me portaria yo si encontrase a mi marido con una mujer en la cama y siempre llego a la misma conclusión: "Es mejor no casarse, así no tendrás malas sorpresas y si te casas al menos asegurate que tu marido no es tan idiota como para traer una puta a casa"
Ten cuidado chica, que las mujeres son un peligro.
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