martes, 26 de mayo de 2015

EL CATALAN



El chico me habló en un perfecto catalán. Se le notaba educado y fino, parecía ser un cliente perfecto. Le di mi dirección y espere su llegada.
Cuando sonó el interfono abrí la puerta y escuche los pasos rápidos subiendo la escalera que permanecía en penumbra. Me escondí detrás de la puerta como hago siempre para evitar que los vecinos me vean con mi ropita sexy.
- Hol..a...- Se me quedo el saludo en la boca. El muchacho parecía no tener mas de 17 añitos, delgado y alto y ... negro, negro como la noche. 
- Pero… ¿Cuántos años tienes? - Le pregunte por su edad para no preguntar por que era negro y dudando en dejarlo entrar.
- 24 - Respondió rápido - Ya se que aparento ser un crío, pero tengo 24, tengo mi negocio y vivo solo en mi apartamento.
Sin estar muy convencida le invite a entrar en la casa y lo acompañe hasta la habitación.  Mientras el vaciaba sus bolsillos de infinidad de cosas yo estaba en la cama observándole y pensando que lo que me podía esperar con ese crío. Me pago lo acordado, le di una toalla y se fue a duchar. Me fue  explicando la historia de su vida mientras el sonido de agua acompañaba su voz. 
Tumbada en la cama estaba inquieta. Esperando ver su cuerpo desnudo me sentía nerviosa. No me suele pasar, pero pensaba en que los negros tienen fama de tener unas herramientas grandes y duras y eso utilizado de mala manera puede provocar daños irreparables. Esperaba que ese no fuera el caso. Salio del baño y entro con la toalla alrededor de la cintura, al acercarse a la cama se la quito dejándola caer al suelo. Mis esperanzas se cayeron junto con la toalla. 
La cosa era enorme. Los caballos de la hípica donde voy a veces la tienen mas pequeña, no es broma. Me acerque a "la cosa" con miedo, casi temblando e intente ponerle el preservativo. Estirado del todo no llegaba ni a cubrir la tercera parte. Intente meter aquello en mi boca pero apenas me entraba la cabeza. Estaba desesperada. 
Por suerte el muchacho fue muy cariñoso y lo hacia muy lentamente, metiéndome solo la puntita. Cuando acabo yo me sentí felizmente salvada de la muerte por el apuñalamiento de una mi vagina por una verga.
Mientras se vestía yo pensaba en las aventuras de  Ecaterina II, la famosa reina rusa, que tenia fama de practicar el sexo con caballos.
Después de irse a la media hora el chico me pedía en matrimonio por whatsapp diciendome que estaba enamorado de mi y que su negocio nos mantendría a los dos y que yo nunca mas tendría que trabajar.
Me imagine la vida matrimonial con ese niño y se me puso de punta el pelo de todo mi cuerpo.
Espero que encuentre la mujer perfecta para...



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