Rubia, con los ojos perdidos, recostada contra una taquilla
aguantando el peso de un hombre gastado por el tiempo y el campo. Su cara
girada, con gesto disimulado vacía una
pequeña botella de licor....
Al pasar a su lado me dice en ruso: “Es horrible, que asco de boca
que tiene el viejo”. Y es verdad, cuando él me mira y pregunta “¿Que te ha
dicho?” le veo el único diente que le queda, ennegrecido, con algo indescriptible
enganchado y a la vez noto un intenso olor a ajo que me hace retroceder.
“Dice que te quiere mucho, que subáis ya a la habitación y no perdáis
mas el tiempo”.- Le respondo.
“¡Amor mío, amor mío!”.- Exclama el anciano.- “¡Bésame, bésame!” y
lanza su boca hacia la de su amada.
…......
Al rato la vuelvo a ver abriendo la puerta de su taquilla, sacando
una botella de vodka y sin pensárselo dos veces echar un buen trago. “¿Que
haces?” le pregunto, “¿que tal tu novio?”.
Ella me mira, vuelve a cogerse a la botella y, después de vaciarla
me dice: “Estoy desinfectándome la boca”.
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